PARÍS. La investigación de los atentados del pasado viernes “avanza rápidamente”, según el gobierno galo, aunque este martes sólo hubo algunas filtraciones sobre una vivienda y un hotel que los terroristas utilizaron como bases hasta el día del ataque, así como el descubrimiento de un auto que fue abandonado al norte de la ciudad.

 

Las bases son una casa en Bobigny, que alquiló Brahim Abdeslam, uno de los yihadistas que se hizo explotar con un chaleco bomba y dos habitaciones de hotel que reservó por internet su hermano, Salah, el fugitivo más buscado por la policía en toda Europa.

AppartCity_EFE

De Bobigny salió el comando que atacó la sala de conciertos Le Bataclan una hora después y, según el canal iTélé, en el lugar los policías encontraron, además de teléfonos móviles y ordenadores, restos de explosivo plástico que hacen sospechar que allí se confeccionaron los chalecos explosivos.

 

Utilizaron un Volkswagen Polo que rentó Salah Abdeslam en Bélgica, donde los dos hermanos vivían, y en el que la empresa propietaria había colocado una baliza para poder ubicarlo, lo que ha permitido remontar la pista de su recorrido.

 

Brahim había alquilado, también en Bélgica, un Seat León que fue utilizado para perpetrar varios de los tiroteos de bares y restaurantes al este de la plaza de la República.

En ese coche -hallado el sábado a pocos minutos de camino en Montreuil, ciudad limítrofe con París- iban los dos hermanos Abdeslam y tal vez un tercer yihadista, según los medios franceses.

 

El diario Le Monde señaló que diversos testigos hablaron de un comando de tres hombres y el canal BFM TV precisó que las cámaras de videovigilancia en las calles permitieron llegar a la conclusión que ese tercer hombre era el conductor del auto.

 

Oficialmente no se ha emitido ninguna orden de búsqueda y captura contra él, y tampoco hay filtraciones sobre lo que haya podido hacer desde entonces.

 

El segundo refugio conocido son las dos habitaciones del hotel AppartCity una de las cuales fue utilizada por al menos dos personas, en la que dejaron -como se puede ver en un video difundido por los medios franceses- jeringas y tubos que tal vez sirvieron para preparar los explosivos.

Jeringas y explosivos hallados Foto: LePoint

 

Al dispositivo logístico ya conocido se añadió hoy un Renault Clio igualmente alquilado en Bélgica por Salah Abdeslam, que estaba aparcado en el distrito XVIII, en el norte de París.

 

La ubicación es relevante, ya que en el extrarradio norte está el Estadio de Francia, otro de los escenarios de los atentados, y es en ese mismo distrito donde dos conocidos de Abdeslam dicen haberlo recogido en la madrugada del sábado para llevarlo a Bruselas.

 

De hecho, los tres hombres entraron en Bélgica poco después de haber sido controlados por unos gendarmes franceses que no los detuvieron porque entonces todavía no había elementos que hicieran sospechar.

 

La información de sus identidades se pasó a las autoridades belgas, que tenían fichado a uno y rápidamente vincularon ese viaje con los atentados de París. Consiguieron detener a dos de los ocupantes del Golf, pero no a Salah Abdeslam.

 

En Bruselas fue detenido un tercer hermano Abdeslam, Mohamed, que tras ser interrogado el lunes quedó en libertad y hoy en una entrevista televisada pidió a su hermano que se entregara.

 

Por otro lado, los investigadores franceses han puesto nombre a la voz que reivindicó en nombre del Estado Islámico (EI) los atentados: el yihadista francés afincado en Siria, Fabien Clain.

 

Clain es originario de Toulouse, tiene 36 años y fue cofundador de un grupo salafista denominado “célula de Artigat”, relacionado con Mohamed Merah, el terrorista francés de origen argelino que en 2012 mató a siete personas en la citada ciudad y sus alrededores.

 

Franceses avalan medidas de Hollandem revelan encuestas

 

El 73% de los franceses apoya las medidas anunciadas por el presidente francés, François Hollande, para fortalecer la lucha antiterrorista tras los atentados del viernes, según un sondeo de opinión de Le Parisien.

 

Otra encuesta, de Le Figaro, dice que un 84% de los franceses estarían dispuestos a cambiar libertad por seguridad.