Cuando uno analiza y define una estrategia sobre una inversión, un presupuesto, una compra o una venta, o lo que sea en donde quede implícita una serie de acciones y decisiones que tengan que ver con dinero, es imprescindible saber que hay variables fuera del “radar” como los acontecimientos recientes en París, Francia, pero cuyo impacto es a nivel mundial.
Así como este evento terrorista, terremotos, temblores de gran magnitud, inundaciones, ciclones, sequías o enfermedades de diferentes tipos pueden generar cambios bruscos en las condiciones económicas de una ciudad, de un país, de una región y a nivel mundial.
Cuando esto sucede inicia un proceso natural entre inversionistas de resguardar el dinero en lugares más seguros, lo que conocemos como “aversión al riesgo”. Es común que el dólar se fortalezca, se demanden bonos del tesoro norteamericano, bonos alemanes y en ocasiones bonos japoneses, que exista una mayor volatilidad en bolsas por un momento y probablemente se demande un poco por el tema bélico el petróleo y la cobertura natural como el oro.
Es cuestión de días y/o pocas semanas para que los eventos se normalicen, se cuantifica el costo y en su caso se empiezan a puntualizar empresas, sectores y países ganadores y perdedores, con lo cual los flujos de inversión tienden a asimilar el evento y regresan sus inversiones.
Este tipo de eventos son totalmente diferentes a eventos como, por ejemplo, los de política monetaria donde se evalúa la condición de una economía o de una región.
En este caso sí es cuestión de una visión de corto, mediano y largos plazos que inciden en una moneda, en una tasa de interés, en la posible generación de utilidades de las empresas lo que repercute en el movimiento de un mercado accionario.
Por ello este evento está teniendo repercusión en el comportamiento global de los mercados financieros. Su solución es de mediano y largo plazos, en donde los temas bélicos y religiosos siempre estarán presentes en mayor o menor medida.
Es momento de hacer una reflexión como sociedad: Qué queremos tener, a qué nos comprometeremos también como sociedad, la transparencia y compromiso del gobierno en acción y sobre todo tratar de ver que la economía y la sociedad “mejoren”, que esas grandes divisiones se reduzcan, pero con acciones productivas para todos y que el dinero que el gobierno tenga y utilice, lo haga para fines productivos, que se invierta en una verdadera educación, que la ayuda a diferentes programas sociales tenga una respuesta sana y positiva en el mediano plazo, que la infraestructura de un país se vea y en consecuencia el ánimo de la gente sea favorable.