Desde su publicación en 2008, surgida de la mente de la escritora estadunidense Suzanne Collins, la saga de Los Juegos del Hambre se ha convertido en, quizá, el equivalente para las generaciones actuales de lo que en su momento fue Star Wars: una trilogía en la que un grupo de héroes combate contra un tirano gobierno que tiene que ser destruido.
Tras el estreno en 2012 de la primera cinta, millones se convirtieron en fans no sólo de la heroína de la historia, Katniss Everdeen, sino en particular de su protagonista, Jennifer Lawrence, quien representa a la perfección la personalidad de Katniss, quien se ha convertido en un modelo a seguir por la generación de los millenials.
Ahora la historia llega a su esperado fin cinematográfico con Los Juegos del Hambre: Sinsajo – El Final, que se estrena a nivel mundial este fin de semana y que está destinada a convertirse, al igual que sus predecesoras, en una de las cintas más taquilleras de la historia.
En entrevista, tanto el director del filme, Francis Lawrence, como Jennifer Lawrence, compartieron qué es lo que les ha dejado el haber llevado a la pantalla grande a una de las pocas heroínas que tiene el cine actual, y lo que se podrá ver en el cierre de la esperada saga, cuyo fin del rodaje ocurrió hace casi año y medio, en junio de 2014, con la filmación tanto de la primera como la segunda partes de Sinsajo.
“Ha sido una experiencia emotiva, pues me despedí primero de Katniss hace más de un año, cuando terminamos de filmar en Berlín, y ahora siento que lo estoy haciendo de nuevo con toda la promoción de la película. Es un personaje al que amo, desde hace años, y es muy importante para mi carrera”, expresó Lawrence, quien agregó que en realidad eso le pasa en todas sus películas.
“Es como despedirte y al mismo tiempo no. Cada película es como meterte en la piel de estos personajes, desarrollarlos, darles vida y, meses después, jamás los vuelves a ver. Pero ahora siento que será un poco bizarro cuando la película se estrene y terminemos de hacer toda la prensa para la misma. Y más cuando Katniss es un personaje con el que he vivido durante ya varios años”.
El director del filme, Francis Lawrence, comentó que algo que agradece es que el estudio lo dejó llevar a cabo la visión que tenía de la historia desde que se hizo cargo de la franquicia con la segunda cinta de la saga, Los Juegos del Hambre: En Llamas.
“Recuerdo que me entrevisté con la productora, Nina Jacobson, y como a la semana fui contratado. Siempre tuve muy claro como quería contar la historia y, en ese sentido, ella estuvo de acuerdo, el estudio también y eso es sorprendente. Nunca hubo peleas ni desacuerdos, todos estuvimos en el mismo tren”, señaló.
Una saga inspiradora
Para Jennifer, el impacto que han tenido la saga y su personaje son de llamar la atención.
“Siento el impacto de formar parte de una película tan grande que ha hecho tanto por muchas personas. Sería imposible no sentir ese impacto, pues además Katniss es un personaje que apoya a las mujeres. A nivel personal no lo siento tanto pues sé que en realidad el impacto no es mío, sino de Katniss, de los personajes, que adquieren vida propia. Es un poco como si tuvieras tu propio avatar”, expresó la ganadora del Oscar a Mejor Actriz por Silver Lining Playbook (2012).
Acerca de si le gustaría tener una vida más apacible, como la de Katniss al final de la historia, Lawrence señaló:
“Creo que todos tenemos que encontrar un equilibrio en nuestras vidas, aunque sea bizarra, y encontrar un hogar aunque estés en un lugar donde no naciste. Yo en realidad no siento que tenga que escapar de nada, pues me gusta trabajar. Cuando termino de filmar, me gusta estar en Nueva York o Los Ángeles. Sí, hay algunas cosas de este negocio de las que me gustaría escapar, pero seguramente el día que me retire le bajaré a mi ritmo. Pero ahora me gusta estar trabajando o estar ocupada en algo, sea escribir o leer”.
Finalmente, la joven actriz comentó que aún es pronto para reconocer el crecimiento que ha tenido en su vida a raíz de participar en estas películas.
“Es difícil de decir, quizá es muy pronto para mirar atrás y reflexionar, pero espero haber crecido. Nuestros trabajos son complicados, pues si te pones a trabajar 13, 16 horas diarias y estás en una ciudad extraña, en la que no conoces a nadie ni conoces los alrededores, es duro. Es complicado encontrar un balance, pero de una cosa sí estoy segura: odio despertarme sin una meta, así como irme a dormir sin haber logrado nada”.