PARÍS. Oficialmente muerto. Abdelhamid Abaaoud, el instigador de los atentados en París, murió ayer en el feroz combate en Saint Denis. Lo anunció el primer ministro Manuel Valls en la Asamblea Nacional y recibió una ovación, cuando se estaba debatiendo la prolongación de tres meses del estado de emergencia y él informaba que Francia debía estar preparada para ataques químicos y bacteriológicos.

 

Acribillado hasta hacerlo irreconocible, el cadáver de Abdelhamid Abaaoud apareció entre los escombros de la batalla campal que se libró en un apartamento de la periferia parisina durante siete horas. Solo las huellas dactilares permitieron identificarlo.

 

Aunque el éxito de la operación de Saint Denis concedió una breve tregua, Francia se pregunta estupefacta cómo es posible que semejante número de yihadistas, decididos a morir matando, se infiltrasen en su territorio sin saltar las alarmas.

 

Los datos que se han conocido hasta ahora sobre el reciente periplo de Abaaoud entre Europa y Siria hablan de una libertad de movimientos asombrosa para una persona cuya implicación en los últimos atentados era de sobra conocida por los servicios franceses.

 

Belga de origen marroquí, de 28 años, estaba detrás de “cuatro de los seis atentados evitados o fracasados desde primavera”, reveló el ministro galo del Interior, Bernard Cazeneuve. Su papel en los ataques coordinados del pasado viernes está fuera de toda duda -fue “determinante”, según Cazeneuve-, pero falta por concretar exactamente en qué consistió.

 

Europa se blinda

 

Los ministros de Justicia e Interior de la Unión europea se reúnen hoy de forma extraordinaria para coordinar su respuesta más inmediata tras los atentados de París, que se centrará sobre todo en reforzar los controles en la fronteras exteriores de Schengen. París pide que se revise el código de fronteras de Schengen para instaurar controles sistemáticos en todas las fronteras exteriores también para ciudadanos de la UE.

 

Los Veintiocho se comprometerán previsiblemente a poner en marcha “inmediatamente los controles sistemáticos y coordinados que sean necesarios en las fronteras exteriores, incluidos a personas que gozan de libertad de movimiento”, según un borrador de las conclusiones del encuentro.

 

En la práctica significa que habría más facilidad para someter a un europeo a controles reforzados, aunque esas inspecciones, al estar relacionadas con la actual amenaza terrorista y ser limitadas en el tiempo, seguirían estando dentro de lo que permite Schengen. Los ministros también pedirán al Parlamento Europeo que apruebe cuanto antes el PNR (registro de nombres de pasajeros, según sus siglas en inglés) y que se incluya en él también los vuelos internos en la UE.