El Corredor Comercial Chapultepec, el proyecto bandera de la gestión de Miguel Ángel Mancera, se está convirtiendo en una tragedia política. Como dice el dicho, Éramos muchos, y parió la abuela. El Jefe de Gobierno tuvo 4 meses para retractarse y prefirió ir a las urnas a una consulta que al parecer perderá.
Si uno ve las maquetas o los “rénders” del Corredor “cultural” Chapultepec, sin mayor juicio urbanístico, puede llegar a sentir cierta simpatía con el proyecto. Conforme da seguimiento a las debilidades que presenta descubre que está hecho sobre las rodillas: no es un parque elevado ni es cultural, es un centro comercial a media calle; la evaluación social de proyecto, elaborada por el Tec de Monterrey, carece del más mínimo rigor técnico; ni siquiera la cimentación de esa mole, apodada el “Titanic”, está garantizada, y en cualquier momento chocará contra un iceberg político.
Los distintos opositores estamos haciendo un llamado a que el voto por el No tenga una connotación propositiva: Así No. Votar “No” debe significar una respuesta afirmativa a la transformación de Chapultepec, pero de ninguna manera bajo un proyecto construido a capricho entre un puñado de personas, la mayoría de las cuales no sabe de urbanismo, arquitectura, espacio público, conservación del patrimonio o gestión del riesgo.
En los próximos días, en la calle y en redes sociales, se verán videos, fotomontajes, renders, playeras, volantes, mensajes, avatares, destinados a promover el voto negativo en la consulta pública. Ésta se llevará a cabo en toda la Delegación Cuauhtémoc. Al parecer, todos o la mayoría de los partidos se están oponiendo al proyecto, incluido el PRD. El voto negativo genera entusiasmo y pocos son los que levantan la voz por el Sí.
En comunicaciones privadas, hasta los miembros del gabinete de Mancera lo rechazan, pero no se atreven a expresar su opinión negativa en público .. hay una percepción de que es prioritario para el proyecto político, lo cual abona al desastre. Los resultados de las elecciones de junio fueron una paliza para el Jefe de Gobierno. Su respuesta fue una reestructuración del gabinete, decisión acertada, para finalmente caer en una nueva crisis por el capricho de defender lo indefendible.
Podría interpretarse que el hecho de consultar un proyecto es una medalla política para el gobierno de Mancera, pero dudo que esa sea la interpretación generalizada. Más aún porque al espacio donde se pretende construir el centro comercial se le ha dado la categoría de “predio” y se le ha asignado un uso de suelo cuando ello es facultad de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal. La derrota no los liberará del enredo legal que construyeron.
Aún en el remoto escenario del triunfo del Sí, seguirá la resistencia contra el proyecto, lo que forzará al uso de granaderos y a mantener disminuida la popularidad del actual gobierno capitalino. Mancera llega este 5 de diciembre a la primera mitad de su mandato, y la noche siguiente será quizá la peor que haya pasado. Ojalá tenga capacidad para modificar el rumbo e identificar las voces que sí debe escuchar, de lo contrario, la representación simbólica del Titanic no será su proyecto de Corredor Chapultepec, sino él mismo.