MADRID. España festejó el trigésimo séptimo aniversario de su Constitución en mitad de una campaña electoral en la que los partidos apuntan la conveniencia de reformarla en mayor o menor medida.

 

Los partidos españoles manejan la hipótesis de que en la próxima legislatura se lleve a cabo una reforma de la Constitución de 1978, pero no coinciden en qué alcance debería tener, ya que difieren en el contenido de los cambios que podrían introducirse.

 

La Constitución de 1978 permitió que España caminase por la senda de la democracia después de casi cuatro décadas de dictadura de Francisco Franco y definió un marco de convivencia que muchos consideran de los más fructíferos en la historia de España.

 

Transcurridos 37 años la Constitución da señales de agotamiento en algunos aspectos y por eso uno de los temas de la campaña para las elecciones del 20 de diciembre es cómo abordar su renovación y en qué ámbitos.

 

El presidente del gobierno y líder en las encuestas, Mariano Rajoy, (PP, centroderecha) no considera una “prioridad” la reforma constitucional, y señala que “todo el mundo” habla de cambiarla, en alusión a otras fuerzas políticas, pero “todos tienen el mismo problema, no se sabe qué quieren reformar”.

 

“Yo no me cierro (a la reforma), si alguien tiene algún planteamiento estoy dispuesto a considerarlo”, según Rajoy, quien subraya en cualquier caso que es necesario el consenso.

 

Con esa premisa parece difícil hacer una reforma profunda, porque el clima de consenso de finales de los años 70 no parece el mismo que en la actualidad.

 

Los socialistas, que son el primer partido de la oposición, son partidarios de una reforma constitucional para blindar servicios como la sanidad y educación públicas y las pensiones y, según dijo hoy su candidato, Pedro Sánchez, para modificar la ley electoral y para pasar del Estado autonómico al federal, reconociendo la singularidad de Cataluña en España.