Esta pregunta es un poco burlona para nosotros que vivimos en un país donde prevalece un monopolio en materia energética. Podríamos responder qué cerveza, refresco o sala de cine preferimos. Aunque en muchos casos sólo tengamos dos respuestas posibles, que también es todo un caso de análisis de la economía mexicana.

 

Para nosotros hay gasolinas marca Pemex y nada más. Conforme se acerca usted a la frontera norte empieza a sentir los efectos de la competencia. Por lo menos antes de cruzar la frontera seguirá teniendo sólo gasolinas del monopolio, pero a precios de un mercado abierto.

 

Y ya que cruza la línea divisoria entre los dos países se abre ante usted una gama de marcas, variedades de combustibles, estaciones de servicio y precios que es intimidante para quien no está acostumbrado a la diversidad en materia de gasolinas.

 

La buena noticia es que ya estamos a dos años de iniciar una apertura total al mercado de combustibles. No es previsible que sea una transición sencilla, pero a la vuelta de unos años recordaremos como una pesadilla las prácticas monopólicas de Pemex.

 

Por ahora, lo que Pemex tiene que demostrar es, primero su viabilidad como compañía. No es desconocido para nadie que esta empresa productiva del Estado enfrenta uno de los peores momentos de toda su historia por sus elevadísimos pasivos, su baja inversión y su poca productividad.

 

Es cierto que esta empresa tiene el aval del gobierno federal, lo que es una oportunidad para que pueda resurgir de sus cenizas.

 

PAG-11-1_LESLIE-PÉREZ_gasolinaPero Pemex tiene otro reto. El exponer su marca y ver si en un ambiente de competencia puede atraer clientes que la elijan, no que tengan forzosamente que consumirlos.

 

Un grupo de inversionistas le hicieron el favor de poner a competir la marca Pemex en Texas.

 

Ahora cuando los automovilistas anden por las calles de Houston verán las estaciones de siempre, Exxon, Conocco, Valero, Chevron, Shell, pero también tendrán la opción de cargar los tanques de sus enormes camionetas en las nuevas gasolineras marca Pemex.

 

Eso sí, las gasolinas Pemex de allá serán más limpias y más baratas que las que se venden en México. Serán bajas en azufre por mandato de ley y más baratas porque si costaran lo mismo que acá, no venderían ni un sólo litro.

 

Porque hoy en Houston un litro de gasolina regular se consigue en 7.20 pesos y en México la Magna, que es la más baratita, cuesta 13.57. Y con la garantía de que allá recibe galones de a galón, porque si no el que lo robe se va a la cárcel.

 

Poner a competir la marca Pemex en EU va a ser interesante, quizá haya algunos mexicanos que por nostalgia quieran combustible del charrito de Pemex. Ya dependerá del servicio que reciban si vuelven o no.

 

Pero en México, a la vuelta de una década Pemex debe ser una marca más. Los litros de a litro no son garantía con otras marcas que se pudieran vender en México, eso dependerá de que algún día se apliquen plenamente las leyes en este país.

 

Pero vamos a guardar la pregunta algunos años, cuando realmente tenga sentido preguntar en este país ¿qué marca de gasolina prefiere usted para su auto?

 

Con tantita suerte y la respuesta correcta para entonces sea: prefiero el eficiente transporte público eléctrico de mi ciudad.