GLENDALE. Faltaban cinco segundos por jugar y los Vikingos de Minnesota estaban en la yarda 31 de los Cardenales de Arizona en tercera oportunidad. Se estaban jugando la última oportunidad de ganar con un touchdown antes de intentar el gol de campo que empataría el juego. Teddy Bridgewater, el quarterback de los Vikingos buscaba a un compañero desmarcado dentro de un bolsa de protección que sin saberlo él, flaqueaba.
Y así fue que terminó el partido, Dwight Freeney lo alcanzó, le sacó el balón, quitándole la posesión y prácticamente ganado el partido para su equipo. Calais Campbell recuperó el ovoide. Sobra decir que en la yarda 31 un gol de campo era casi seguro porque es el rango en el que su pateador Blair Walsh se mueve con soltura.
No es cualquier resultado, con esta victoria, los Cardenales aseguraron playoffs por segundo año consecutivo.
Y justo los Cardenales habían aprovechado ellos sí su oportunidad con un gol de campo con 1.23 en el reloj, un intento de 47 yardas que Chandler Catanzaro no falló.
En defensa de los Vikingos hay que resaltar que jugaron sin cuatro defensivos titulares.
Por los Cardenales, Carson Palmer lanzó para 310 yardas con dos pases de anotación, mientras que Bridgewater ganó 335, pero con un solo pase de anotación.