Pese a que los Pumas de la UNAM llegan con una amplia desventaja a su encuentro contra los Tigres, los revendedores mantienen la esperanza de sacar ganancias para pasar un fin de año más confortable.

 

La oferta comenzaba en el circuito de Ciudad Universitaria, donde estas personas caminaban tratando de pasar desapercibidas por los cientos de policías que se apostaron a lo largo de la avenida Insurgentes.

 

La búsqueda del cliente era discreta, trataban de no llamar la atención, pero era muy difícil no darse cuenta que sus intenciones no eran buenas, al menos la afición auriazul que todavía creía en su equipo.

 

Ya más cerca del estadio Olímpico Universitario eran más descarados, específicamente frente a la Facultad de Arquitectura un revendedor buscaba clientes o en este caso víctimas a los cuales sacar una parte de su quincena o del aguinaldo que muchos ya recibieron.

 

El problema es que muchos de ellos no estaban dispuestos a soltar más dinero de lo presupuestado, y aunque el precio parecía módico, 800 pesos por un boleto de una final, prefirieron esperar con la esperanza de encontrar algo más accesible.

 

Algunos revendedores hasta se molestaban por ser rechazados, sentían como esa pantalla, videojuego o ese cambio de guardarropa se les escapaba.

 

A más de tres horas para el silbatazo inicial de la final del Torneo Apertura 2015 de la Liga MX, el movimiento es todavía relajado, donde sobresalen más los revendedores y la policía, que la afición.