El modelo de contrato para la tercera licitación de la Ronda Uno -que incluye 109 bloques de contratos de aguas profundas del Golfo de México y el proyecto de Chicontepec; además de 60 campos terrestres- es el más riesgoso para las empresas, debido a que las ganadoras deberán pagar una regalía en efectivo, aunque no obtengan hidrocarburos, a diferencia de las dos convocatorias anterior, en las que pagarán con barriles de crudo.
Sin embargo, los analistas consultados coinciden en que el porcentaje de colocación de los bloques a licitar será mejor que en los procesos anteriores, pues las petroleras, principalmente mexicanas, buscan adquirir experiencia para participar en otros proyectos de mayor tamaño a mediano y largo plazos.
Alfredo Álvarez, socio líder del sector energético de la consultora Ernst & Young (EY), explicó que en esta ocasión los contratos serán de licencia y no de producción compartida, un modelo que obliga a las empresas a pagar al Estado una regalía obligatoria más una regalía adicional en efectivo, aunque no obtengan hidrocarburos del subsuelo, mientras que en los contratos de producción compartida, que se utilizaron de las primeras dos licitaciones, las ganadoras pagarán con barriles de petróleo.
“En un contrato de licencia, todos los barriles se quedan en manos de la empresa y tienes que pagar al gobierno en efectivo la regalía normal y una sobre regalía. Podría darse el caso de que una empresa pierda dinero y tenga que pagar la regalía, por lo que el contrato es más riesgoso para las empresas”, comentó.
El pago adicional de regalías por las 25 áreas contractuales va de uno a 10%, según el tamaño, de acuerdo con datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
Miriam Grunstein, especialista del sector energético de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), consideró no obstante que la contraprestación es menor que en los procesos anteriores, debido a que el objetivo es generar una industria nacional petrolera y todo el riesgo es para las empresas, pues la falta de experiencia podría desembocar en que no tuvieran la capacidad para extraer hidrocarburos y operar con pérdidas.
“Las empresas que participan en esta licitación no tienen una cartera de proyectos internacionales y el Estado está dando los recursos naturales a muy bajo precio”, lo que puede generar un mayor atractivo para las participantes, apuntó Miriam Grunstein.
La disminución de los requisitos para participar, precisó, se debe a que los campos son muy pequeños y que existía una probabilidad muy alta de que Pemex no los explotara.