Si los adjetivos se nos han terminado, bien haremos en determinar que la sorpresa también: llegados a este punto el superliderato del Leicester City no puede atribuirse a la casualidad.
Ahí donde juegan los apodados Foxes brota un homenaje a la persistencia (en el futbol como en la vida, cada vez más atípica e infravalorada), un homenaje a los humildes del balón (que, aunque entre tantos millones se nos olvide, son los más), un homenaje a quienes parecían destinados a perpetuidad a un remoto plano y de pronto acaparan con total merecimiento los mayores reflectores.
Un Leicester conmovedor, solidario, generoso, leal a unos principios, con capacidad para defender en guerrilla y atacar en sinfonía.
Otra vez ha sido su baratísima dupla de ataque la que ha posibilitado el milagro. Un gol del líder de goleo Jamie Vardy, uno de su gran asistente y tercero en la tabla de artilleros, Riyad Mahrez, destrozaron ahora al campeón Chelsea (o lo que queda de él). Con eso, el Leicester garantiza al menos llegar a la Navidad en posiciones de Champions League.
Vale la pena recapitular un dato que compartía en este espacio unos días atrás: Vardy y Mahrez costaron juntos dos millones de dólares, al tiempo que la pareja ofensiva del Manchester City (Sergio Agüero y Kevin de Bruyne) implicó unos 120 millones, la del Arsenal (Alexis Sánchez y Mesut Özil) no menos de 100 millones, la del Chelsea (Diego Costa y Eden Hazard) más de 90 millones, la del Manchester United (Anthony Martial y Memphis Depay) casi 90 millones. Lecciones del futbol, donde el dinero ayuda, pero no siempre es automática felicidad.
¿Cuánto tiempo más aguantará el Leicester? Muchísimo más que 40 puntos sin duda. En la más millonaria de las grandes ligas europeas, hemos hallado en él todo un bálsamo. No más ver en punta siempre a los mismos, no más resignarnos a que las campanadas son asunto de partidos aislados y poco trascendentes, no más convencernos de que tarde o tempano ganarán los de máximo poder adquisitivo. Trabajando bien, fichando adecuadamente, tomando decisiones correctas, implementado genuinos modelos de liderazgo deportivo, impregnando de fe a un colectivo, todo es posible.
¿Sorpresa? Hoy ya no. ¿No me creen? Véanlo jugar.