KARLSRUHE. La canciller alemana, Angela Merkel, calmó las críticas internas a su gestión de la crisis de los refugiados con leves concesiones al ala más conservadora de su Unión Cristianodemócrata (CDU), al abogar por una reducción sensible del flujo migratorio, aunque sin imponer límites en cifras al asilo.
“Ni siquiera un país fuerte como Alemania puede seguir acogiendo contingentes de refugiados como los actuales, ya que ello sobrepasa las posibilidades de ese Estado y su sociedad”, afirmó Merkel ante el congreso federal de la CDU, en la ciudad de Karlsruhe (suroeste del país).
La canciller acudió con este mensaje a un congreso que se había pronosticado como crítico para ella, por las presiones ejercidas desde distintos flancos del partido para imponer límites cuantificables a la acogida de refugiados, visto que este año Alemania ha recibido ya un millón de solicitantes de asilo.
La moción redactada por la cúpula casi “in extremis” en las sesiones preparatorias del congreso celebradas el domingo y titulada “Declaración de Karlsruhe sobre Terrorismo y Seguridad, Refugiados e Integración” actuó de bálsamo ante esas exigencias.
Fue un texto salvador para Merkel e incluye desde la necesidad de aprender y dominar alemán como factor clave para la integración de esos contingentes a las críticas al modelo de sociedad multicultural que defendieron socialdemócratas y Verdes.
La canciller aludió tanto a las críticas que generó una frase pronunciada en agosto, cuando afirmó que Alemania estaba capacitada para acoger esos flujos, como a las que se le vinieron encima en septiembre al dar luz verde a la entrada de decenas de miles refugiados concentrados ante sus fronteras.
“Fue un imperativo humanitario”, aseguró para defender un “gesto” que le ha merecido la abierta hostilidad de la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), partido hermanado a la CDU.