WASHINGTON. Tras medio siglo de relaciones complicadas y a meses de haber reabierto sus embajadas en Washington y La Habana como el punto más álgido del deshielo, los gobiernos de Cuba y Estados Unidos acordaron restablecer los vuelos comerciales directos entre ambos países, aunque persisten diferencias sobre inmigración, derechos humanos o el embargo, cuya eliminación volvió a pedir al Congreso el presidente Barack Obama.
El embargo económico impuesto a la isla hace más de medio siglo es “el legado de una política fallida”, sostuvo Obama en un comunicado en el que dijo que el Congreso estadounidense “puede apoyar una vida mejor para los cubanos” con el levantamiento de esa medida.
Según Obama, el “cambio” en Cuba no ocurrirá “de la noche a la mañana” y la normalización completa de las relaciones “será un largo viaje”.
Un paso clave hacia esa normalización será el restablecimiento de los vuelos regulares directos entre los dos países, suspendidos desde hace décadas, gracias al acuerdo al respecto anunciado por ambos gobiernos.
Ese acuerdo, cerrado el miércoles por la noche en Washington, permitirá continuar con las operaciones de compañías chárter ya existentes y “establecer servicios aéreos regulares”, lo que “facilitará un aumento de los viajes autorizados” de estadunidenses a la isla y promoverá “los vínculos pueblo a pueblo entre los dos países”, según el Departamento de Estado.
No obstante, el Departamento de Estado recordó que “la ley estadunidense sigue prohibiendo los viajes a Cuba para actividades turísticas”.
Washington y La Habana acordaron permitir hasta 110 vuelos diarios de ida y vuelta en las aerolíneas estadounidenses a Cuba, de acuerdo con Thomas Engle, subsecretario adjunto para asuntos de transporte del Departamento de Estado de Estados Unidos.
Esa cifra incluye 20 vuelos a La Habana diarios y 10 a cada uno de los otros nueve aeropuertos internacionales en la isla. Engle dijo que no se había fijado la fecha para la firma definitiva del acuerdo de aviación.
Los viajeros estadunidenses aún deben cumplir con al menos una de las 12 condiciones fijadas para las visitas a Cuba, como ser cubano-estadounidense o participar en programas educativos o coberturas periodísticas.
Entre los temas más complicados aún por resolver figura el de las compensaciones económicas mutuas, por los bienes nacionalizados a estadunidenses tras el triunfo de la Revolución y por los daños derivados del embargo económico que reclama la isla.
Además, mientras miles de cubanos están varados en Centroamérica en su intento de llegar a EU, La Habana ha urgido a Washington a que ponga fin a su ley de “Ajuste Cubano”, vigente desde 1966 y que, junto con la medida de “pies secos/pies mojados”, permite quedarse en territorio estadunidense a los cubanos que pisan el país.