En los últimos dos años fueron dos los factores detuvieron los flujos migración internacional. Por un lado, el reforzamiento de las fronteras de Estados Unidos y la Unión Europea, y por otro, la disminución del trabajo bien remunerado derivado de la crisis económica que comenzó en 2008.

 

De acuerdo con el Informe sobre Migración 2015 de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) ambos componentes provocaron que los migrantes se quedaran a mitad del camino para llegar a los países del primer mundo, por lo que miles de personas se vieron obligadas a residir en ciudades de tránsito como Casablanca, Marruecos, y Tijuana, México, entradas habituales de migrantes sin documentos a Europa y EU, respectivamente.

 

En el caso de Tijuana, además hay que agregarle que es una ciudad donde se reciben mexicanos deportados, por lo que desde 2012 han recibido a 600 mil personas que buscan ya sea cruzar por primera vez o regresar a Estados Unidos, explicó Carlos Mora, director del Consejo Estatal de Atención a Migrantes de Baja California.

 

De esta cifra, al menos 100 mil personas se quedaron a residir en Tijuana, lo que complica la prestación de servicios públicos porque es un aumento poblacional demasiado grande en tan poco tiempo, dijo Sara Amelia Espinosa, académica en temas de migración de la Universidad Iberoamericana Tijuana.

 

A nivel global, según los datos de la OIM, hay 232 millones de migrantes internacionales, de los cuales la mitad está en 10 países desarrollados que les ofrecen mayores oportunidades económicas y sociales. Se trata de las ciudades más grandes de Australia, Canadá, Estados Unidos, Alemania, España, Francia, Reino Unido, Arabia Saudita, Emiratos Árabes y Rusia.

 

No es casual que la gente migre a esas ciudades, añade el informe, pues en ellas hay mayores probabilidades de encontrar trabajos bien remunerados, además de que cuentan con mejores servicios de salud. Es por ello que de esos 232 millones de emigrantes, 150 millones tienen algún empleo.

 

Infografía: Xavier Rodríguez