En el tema internacional se tendrán eventos que seguirán incidiendo para bien o mal en nuestra economía. Algunos serán momentáneos, pero otros podrían tener mayor incidencia y afectación.

 

Aquellos ligados al precio del petróleo podrán incidir en el tipo de cambio y poner en riesgo los ingresos futuros del gobierno federal. A pesar de tener recursos “asegurados” en 2016 por la cobertura petrolera en 49 dólares por barril, el riesgo vendría especialmente en el segundo semestre si los precios del crudo no logran estabilizarse y recuperar terreno.

 

En Latinoamérica podría haber riesgos en la inversión. Brasil perdió su grado de inversión en un contexto de alta inflación, contracción económica, falta de credibilidad gubernamental y una necesidad de reducir el gasto público urgentemente. Su divisa es débil. El gobierno deberá trabajar en la austeridad del gasto, aumentar impuestos aún con riesgos de mayor desempleo. La expectativa se mantiene en un posible crecimiento negativo para 2016 de 1.0 a 1.5%, inflaciones en un rango de 5.0 a 8.0%, pero una tasa de desempleo en aumento a 10.0%.

 

Argentina, por su parte, inició un nuevo gobierno que ya decretó una devaluación de 30% en el peso. La inflación se estima en 26%. Además, requiere recuperar la confianza de inversionistas que durante 12 años vieron a una economía sumergida en la corrupción y en acciones sociales poco productivas.

 

En Europa, la zona euro crece a ritmos de 1.5% anual, pero tendrá que enfrentar “acuerdos de gobernabilidad” en el caso de Portugal y España. La inflación apenas se ubica arriba de 0% y por lo tanto, el Banco Central Europeo deberá seguir estimulando a la economía.

 

Asia, Japón y China muestran riesgos de una mayor desaceleración y deberán seguir siendo estimuladas tanto por sus gobiernos como por su banco central, por lo que su política monetaria seguirá siendo “laxa”. En octubre de 2016, el yuan chino estará dentro de la canasta de divisas del FMI, sin embargo existe el riesgo de registrar depreciaciones primero a niveles de 6.6 yuanes y con posibilidades técnicas hasta 6.8 yuanes por dólar.

 

En Estados Unidos, la economía crece a un ritmo sano de 2.00-2.20%, pero insuficiente como para que la Fed requiera tomar velocidad en su movimiento de alza en la normalización de tasas de interés. La producción industrial, afectada por la debilidad mundial y fortaleza del dólar, será un tema a seguir en los próximos meses. Es probable que se den dos aumentos en las tasas de interés, en un año en el cual las elecciones presidenciales incidirán en la economía.

 

México tiene la gran oportunidad de seguir estando privilegiado por los inversionistas, pero el gobierno federal deberá tener un gasto público más productivo, transparencia y confianza hacia la inversión directa y de mercados. El peso seguirá “sensible” a condiciones globales. En general será un año más estable para nuestra divisa, a pesar de la volatilidad temporal. El Índice de Precios y Cotizaciones tendría margen para alcanzar niveles de 48 mil 500 a 49 mil 500 puntos, privilegiando sectores dinámicos. El financiamiento bancario deberá de seguir creciendo y las tasas de interés podrían aumentar alrededor de 50 puntos base, a menos que la presión sobre nuestra divisa orillara al Banxico a mayores aumentos.