BUENOS AIRES. La fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, María Isabel Chorobik de Mariani, encontró a la nieta que buscó durante 39 años, desde que fue robada por los militares durante la última dictadura en Argentina (1976-1983).
“Chicha” Mariani, como es mejor conocida esta mujer que a sus 91 años es un emblema de los derechos humanos, coronó así una larga batalla que comenzó en soledad en noviembre de 1976, cuando su hijo Daniel y su nuera Diana Teruggi fueron atacados por fuerzas de seguridad en su casa en la ciudad de La Plata.
La pareja tenía una hija de tres meses llamada Clara Anahí que fue secuestrada en esa trágica noche en la que Teruggi terminó muerta, y aunque Daniel sobrevivió, un año más tarde también fue asesinado.
“Chicha” buscó desde entonces a su nieta, y en ese camino se encontró con otras mujeres que buscaban a sus nietos y que fundaron Abuelas de Plaza de Mayo, colectivo que presidió, pero del cual se separó en 1989 por diferencias con otras de sus integrantes.
Al salir de Abuelas, Mariani fundó una organización de derechos humanos con el nombre de su nieta, a quien nunca dejó de buscar en interminables campañas que en los últimos años fueron replicadas en las redes sociales.
Este jueves en vísperas de la Navidad, la fundación reveló que luego de 39 años de incansable búsqueda, “Chicha” y su nieta Clara Anahí por fin se reencontraron, “en lo que representa uno de los mayores anhelos de la sociedad argentina en el camino de la restitución de los nietos desaparecidos bajo la dictadura cívico-militar.
A través de un comunicado recordó que Mariani “jamás abandonó la búsqueda de su nieta y de todos los nietos en general, promoviendo en el campo de las ciencias genéticas se resolviera la posibilidad de establecer la identidad de los niños desaparecidos en ausencia de sus padres”.
Bajo estas condiciones y tras un riguroso mecanismo de determinación del vínculo biológico ha quedado establecida la probabilidad de vínculo entre ambas en un 99.9 por ciento, precisó.
También destacó que Clara Anahí ha sido perseverante en encontrar el modo de llegar a su abuela y asegurar mediante los estudios genéticos su vínculo biológico.
“En pocas horas ese vínculo adoptó las modalidades más afectivas y de alto compromiso amoroso. Compartimos con millones de personas en la Argentina y en todo el mundo, esta inmensa alegría y el reconocimiento a su solidaridad”, concluyó.