El año que acaba comenzó casi por el final en cuanto a cine se refiere: la llegada de Star Wars: The Force Awakens, hace apenas unos días, eclipsó los estrenos de algunas cintas que llegaron antes y nos hicieron pensar, como Del revés, o llorar a mares, como La novia.
Aquí se recogen diez de las más significativas, algunas por su espectacularidad, otras por la fenomenal taquilla conseguida, por las expectativas que levantaron y algunas por su belleza:
- Inside Out. Tercera película de Pete Docter, ya adorado por mayores y pequeños a causa de Up (2009) y Monsters Inc, Inside Out fue la sorpresa de 2015: la pequeña Riley, una niña al borde de la adolescencia que peleaba con su subconsciente para entender la vida, conseguía revolucionar el patio de butacas con el revolcón psicológico del año.
- Star Wars: The Force Awakens. Sin duda, la película más esperada del año era la séptima entrega de la saga La guerra de las galaxias, en esta ocasión dirigida por J.J. Abrahams y capitalizada por Disney, una cinta que, a pesar de contar con viejos protagonistas -y con el mismo argumento de todas las demás-, no ha defraudado a nadie, sino todo lo contrario.
El regreso de Han Solo y de la princesa Leia, convertida en generala, y el hallazgo de nuevos personajes receptores de “la fuerza” provocan, de nuevo, la ansiedad por saber qué pasará en el octavo episodio.
- 50 Shades of Grey. Expectativas, pero de otro tipo, se vivieron los días previos a San Valentín, con la llegada a los cines de la adaptación cinematográfica de la novela pseudoerótica Cincuenta sombras de Grey, primera entrega de la trilogía escrita por E. L. James.
Con Jamie Dornan y Dakota Johnson en los papeles principales, lo cierto es que la película recaudó millones en taquilla, aunque los comentarios del público, sobre todo el femenino, dejaron entrever una cierta decepción: demasiada miel en los labios.
- Mad Max: Furia en la carretera. Dirigida por George Miller y protagonizada por Tom Hardy, Charlize Theron, Zoë Kravitz y Nicholas Hoult, la película cautivó incluso a uno de los más afamados directores de cine, Quentin Tarantino, que no dudó en difundirlo a los cuatro vientos: la cinta, desde luego, no pasó desapercibida.
- Truman. No hay película protagonizada por Ricardo Darín que no genere interés en todo el mundo, pero en esta ocasión, y a pesar del enorme trabajo que desarrolla el argentino, no se puede obviar a Javier Cámara o a ninguno de los dos, como acredita que obtuvieran ex aequo la Concha de Plata del Festival de San Sebastián.
Dirigida por Cesc Gay, catalán intimista y cada vez más atinado con sus películas pura vida, cuenta la despedida de dos amigos ante el cáncer terminal de uno de ellos. Imprescindible.
- Spectre. Tras reventar la taquilla con Skyfall, Sam Mendes asumió de nuevo el riesgo de dar vida al mejor agente secreto de su majestad, James Bond, e hizo muy bien en retomar a Daniel Craig para el papel, diez años después de Casino Royale.
Aún con el temor de que esta pueda ser la última, Craig compone un 007 más Bond que nunca, más conflictivo y desobediente que nunca y, desde luego, tan atractivo o más que siempre.
- La novia de Paula Ortiz es un bellísimo encuentro del cine con la obra poética más arriesgada de Federico García Lorca, Bodas de sangre, convertida aquí en un muestrario de paisajes tan bellos como desconcertantes y de imágenes tan hipnóticas como poderosas las interpretaciones.