WASHINGTON. El gobierno de Estados Unidos reiteró su preocupación por la “vaguedad” de la recientemente aprobada ley antiterrorista de China que puede llevar a “mayores restricciones” en el ejercicio de la libertad de prensa y reunión pacífica en ese país.

 

“EU sigue preocupado ya que las provisiones y definiciones amplias y vagas en esta ley (antiterrorista), podrían llevar a mayores restricciones en el ejercicio de la libertad de expresión, asociación, reunión pacífica y religión dentro de China”, afirmó Mark Toner, portavoz adjunto del Departamento de Estado en rueda de prensa.

 

Toner agregó que EU “continuará comunicando estas preocupaciones” al gobierno de China “durante sus conversaciones” bilaterales.

 

El portavoz agregó que aunque EU “obviamente condena todas las formas de terrorismo”, los Gobiernos deben tratar de “confrontar el desafío terrorista a la vez que mantienen las normas democráticas y las libertades de sus ciudadanos”.

 

“Esperamos que eso sea algo que China trate de encarar a la hora de avanzar en la implementación de esta ley”, dijo Toner.

 

La Asamblea Nacional Popular de China (Legislativo) aprobó este domingo la primera ley antiterrorista de la historia del país, un controvertido texto que da amplias competencias al Gobierno.

 

Hasta ahora, China no tenía una legislación específica para la lucha contra el terrorismo, que dependía de normativas como la Ley Criminal o la Ley de Respuesta de Emergencia.

 

La aprobación de esta norma llega en un momento de creciente preocupación ante este fenómeno, tras los atentados de París de noviembre pasado, el derribo de un avión comercial ruso en la península del Sinaí de octubre y los asesinatos cometidos por el grupo yihadista Estado Islámico (EI).

 

Varios ciudadanos chinos, de hecho, han sido víctimas directas del terrorismo internacional, como Fan Jinghui, secuestrado por el EI en Siria y posteriormente asesinado, o los tres directivos de una empresa de ferrocarriles muertos en el ataque yihadista a un hotel en Bamako (Mali) de noviembre.

 

Además, el Gobierno chino vincula con grupos yihadistas extranjeros los ataques registrados en la región de Xinjiang (noroeste), hogar de la minoría étnica musulmana uigur.