Manuel Valadés toma un puñado de semillas, cuarzos y raíces y les añade varias figuras doradas, entre ellas un puñal, un Buda y monedas que representan prosperidad, dinero, salud y amor.
En un minuto y medio compone un amuleto personalizado, que ahuma con un cigarro tras lanzarle un conjuro. Lo envuelve y lo entrega al comprador, que deberá llevarlo siempre consigo y no dejar que nadie lo toque.
En el mercado de Sonora de la Ciudad de México, uno de los más grandes del país dedicados a la venta de artículos místicos y esotéricos, estos amuletos se convierten, junto con las veladoras y los borreguitos (figuritas de un cordero), en productos estrellas en estas fechas para desear un próspero nuevo año.
“Se encienden las doce veladoras de fin de año. Cada una representa un mes, y cuando se enciende se reza una oración y se hace un pedimento”, explicó a Efe Valadés, propietario de una de las tiendas más antiguas de este mercado inaugurado en 1958.
Estos días también abunda la venta de borreguitos que deben colocarse en la entrada principal de casas y negocios para la abundancia.
Además, “se les pide a las personas que humeen la casa con incienso de sándalo y coco, que rebotan cosas negativas”, agregó el comerciante.
Los rituales son muchos y variados, pero el sinfín de productos que ofrece el mercado de Sonora es capaz de cumplir cualquier hechizo, limpia o brujería.
Muñecos de vudú, hierbas para cualquier malestar y ceremonia, huesos de animales, así como elixires y polvos de todo tipo, que por 10 pesos (unos 60 céntimos de dólar) prometen “lluvias de suerte” o “el fin de los celos”, son solo algunos de los ejemplos.
En este recinto se acogen todo tipo de cultos, abarcando desde la Santa Muerte a adoraciones católicas como San Judas, la santería afrocubana o la tradición china.
Un ejemplo de sincretismo y desparpajo que configuran un negocio amplio, variado y especial para cada ocasión: “Ahora que es el año del mono se venden también estos productos”, contó Víctor Morales señalando unas figuritas de monos, en varios tamaños y colores, y un paquete con jabones y colonias con un divertido primate en el envoltorio.
Aunque en estas fechas el mercado, que también ofrece productos navideños como gorros de Papá Noel o pesebres, reboza en actividad, la amplia sección de esoterismo tiene clientes todo año.
“Hoy es un día normal, hay los clientes de siempre”, explicó Rigoberto, un joven trabajador de una parada de santería cubana, una de las prácticas más en boga en el país.
Vende todo lo necesario para ejercerla, desde los sombreros, ropa y cigarros para el ritual a muñequitos para dar protección.
En un bote de vidrio con formol, el cadáver de una serpiente reposa con 21 insectos. “Mucha gente lo usa para la brujería. Es una carga de muerte”, afirmó enigmático.
Entre paradas, se pasea Margarita, una santera cubana que siempre ha estado conectada con el más allá: “Vengo aquí a Sonora a comprar hierbas, porque es el fundamento de cualquier ceremonia”, recordó.
Como cada final de año, el trabajo va un poco en aumento. Es el momento de las “obras” con los santos “para limpiar y dejar atrás lo malo que hacemos, rencores y tristezas”, expresó.
Dijo que el 90% de sus clientes son personas despechadas, el 5% enfermas y el restante tiene “problemas generales”.
Coronada santa hace unos años, Margarita es espiritista desde su nacimiento. De hecho, mientras conversa relata con tranquilidad que el mercado está, en ese momento, repleto de muertos. Eso sí, en otro plano o dimensión.
En uno de sus pasillos, el maestro en ciencias ocultas Ángel Guarda ofrece una multitud de servicios en un cuartito de un metro por un metro.
Lecturas del tarot, de cartas españolas, de runas, de una bola de cristal y rituales de energía son solo algunas de sus especialidades.
“En estas fechas, entre diciembre y enero, es cuando la gente tiene la visión de que se pueden abrir los caminos para agradecer el final del año y también para poder tener un año más bueno”, destacó el maestro en la pequeñísima estancia, apenas alumbrada, decorada con decenas de fotos de arcángeles y cartas de tarot.
Tras años de estudio descubrió que hay muy pocos sabios en el ocultismo y por ello hoy día advierte a muchos de sus clientes de la gran cantidad de farsantes en el sector.
“Sí, hay mucha gente que no ha estudiado, ve la forma de poder tener un ingreso y te tratan de sacar algo de dinero”, alertó.
Sean ciertas sus palabras o no, la realidad es que después de más de 50 años el mercado de Sonora sigue siendo de los más concurridos, y emblemáticos del Distrito Federal.
Una prueba fehaciente del peso de la religión, y la mezcla de muchas de ellas, en la segunda nación con más católicos del mundo.
“Cada día va creciendo más lo místico. El ser humano es misticismo y siempre ha tenido la necesidad de creer en algo, de tener esta energía espiritual, y en estas fechas aumenta más” este deseo, zanjó Valadés.