CIUDAD DEL VATICANO. El papa Francisco declaró hoy que de pequeño, cuando le preguntaron una vez qué quería ser de mayor, contestó que le gustaría convertirse en uno de los carniceros que veía en el mercado al que iba acompañado de su abuela o su madre.
“Carnicero”, dijo que contestó cuando en su casa un día le preguntaron cuando estaba a la mesa con su familia, y explicó: “porque el carnicero que había en el mercado cogía el cuchillo (…) era un arte y eso me gustaba”
“Y luego, obviamente, cambié de idea”, agregó el pontífice, quien contestó así a una pregunta de uno de los niños miembros de los “pueri cantores”, coros infantiles a los que recibió hoy en el Aula Pablo VI del Vaticano.
A la interrogante “¿alguna vez se enoja?” contestó: “Sí, me enojo pero no muerdo. Y recuerdo cuando yo hago enojar. Enojarse hace mal a uno mismo, envenena. Hay gente que tiene el alma amarga, que todas las mañanas se lava los dientes con vinagre”.
Y abundó: “Vivir enojado es una enfermedad. Y el remedio es rezar más. Un propósito para el nuevo año es rezar más.
La tarde de este jueves 31 de diciembre el Papa Francisco despedirá el año con el rezo de las vísperas y el canto del himno de gozo “Te deum”, en la Basílica de San Pedro. La mañana del 1 de enero celebrará una misa dedicada a la Virgen María. (Con información de Notimex y EFE)