BUENOS AIRES. Los tres sicarios que se fugaron de una cárcel de máxima seguridad de Argentina el pasado fin de semana balearon esta madrugada a dos policías y lograron escapar, lo que agrava un caso que ha desatado una crisis política en el gobierno de Mauricio Macri.

 

El ministro de seguridad de la provincia de Buenos Aires, Cristian Ritondo, confirmó que Victor Schillaci y los hermanos Martín y Cristian Lanatta fueron detenidos en un control de tránsito, pero en cuanto se bajaron del vehículo balearon a los policías Fernando Pengsawath y Lucrecia Yudati.

 

Agregó que Pengsawath, de 22 años, fue herido en el abdomen pero ya se encuentra estable después de una operación, mientras que Yudati, de 33 años, recibió un balazo en el tobillo, pero su vida no corre peligro.

 

“Están dispuestos a todo, son asesinos”, advirtió Ritondo en una entrevista radial en la que consideró que con la balacera se descartan las teorías de que los prófugos ya estaban muertos o fuera del país.

 

La madrugada del sábado, Victor Schillaci y los hermanos Martín y Cristian Lanatta, condenados por el crimen de los empresarios Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina se fugaron del penal de General Alvear, ubicado en la provincia de Buenos Aires.

 

El caso, que se conoció como “triple crimen”, ocurrió en agosto de 2008 y cuatro años después un tribunal concluyó que los hermanos Lanatta y Schillaci habían asesinado a los empresarios por órdenes de Ibar Esteban Pérez Corradi, un hombre que desde entonces está prófugo.

 

La justicia reveló que Pérez Corradi manejaba el millonario tráfico de efedrina hacia México y tenía vínculos con el Cártel de Sinaloa, pero mandó a eliminar a Forza, Ferrón y Bina porque quisieron competirle en el negocio y venderles ellos mismos el precursor químico a narcos mexicanos.

 

Antes de las elecciones presidenciales de este año, Martín Lanatta ofreció una entrevista al principal programa opositor al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner para denunciar que el “triple crimen” había sido ordenado por el entonces jefe de Gabinete, Aníbal Fernández.

 

El funcionario competía en ese momento por la gubernatura de la provincia de Buenos Aires, que terminó perdiendo en manos de la opositora María Eugenia Vidal, quien, una vez que se enteró de la fuga de los asesinos, echó a los jefes del Servicio Penitenciario.

 

Desde el kirchnerismo reconvertido ahora en oposición, ya denunciaron que la fuga de los criminales fue un “pago de favores” por haber involucrado al ex jefe de Gabinete en el tráfico de efedrina.

 

En medio de la conmoción, otros analistas consideran que el escape es un “mensaje mafioso” al nuevo gobierno macrista, en particular por parte de las fuerzas de seguridad de la provincia de Buenos Aires que están marcadas por la corrupción y la impunidad.

 

El gobierno ya ofreció una recompensa de dos millones de pesos (alrededor de 140 mil dólares) y puso en marcha operativos especiales en las fronteras para tratar de recapturar a los asesinos que son buscados por Interpol y la Agencia Federal de Investigaciones.