La bomba de hidrógeno o “H”, como la que Corea del Norte afirmó haber probado con éxito, tiene una potencia infinitamente superior a la atómica empleada en Hiroshima y Nagasaki en 1945.
La bomba atómica libera una energía por fisión de elementos como el uranio o el plutonio, es decir, parte el núcleo de los átomos en dos o más fragmentos.
La de hidrógeno o termonuclear utiliza la fisión y la fusión (la unión de dos átomos poco densos para formar uno mayor) en una reacción en cadena, que libera energía superior a las temperaturas y presiones solares.
El programa atómico norcoreano empezó en los años sesenta con apoyo ruso y chino durante el gobierno del fundador del país, Kim Il-sung, “El presidente Eterno”, que instauró un régimen de ideología socialista “juche” (autosuficiencia) que derivó en una monarquía estalinista hereditaria.
El régimen de Kim Jong-il realizó el primer ensayo atómico subterráneo el 9 de octubre de 2006 en la base de Punggye-ri, situada a unos 400 kilómetros al nordeste de la capital Pyongyang, con una potencia estimada de 1 kilotón por los servicios de inteligencia occidentales.
En el segundo ensayo, el 25 de mayo de 2009, también con material fisible, se experimentó en el mismo lugar y tuvo una potencia estimada de 3,5 kilotones.
Ambas pruebas nucleares siguieron respectivamente a un lanzamiento de misiles balísticos y a un intento fallido de enviar al espacio un cohete de largo alcance. (Con información EFE)