Pese a que el mercado interno de México fue uno de los principales motores de la economía el año pasado, todavía es muy débil al compararse con sus iguales entre los países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

 

De acuerdo con José Ángel Gurría Treviño, secretario general del organismo, esto se debe a que el poder adquisitivo y de ingresos de la población general es muy bajo y la desigualdad entre las clases se incrementa a un ritmo acelerado.

 

En su participación en el Seminario de Perspectivas Económicas 2016, México Después de las Reformas, organizado por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), comentó que la diferencia entre el ingreso de la clase baja y la clase alta en el país es de 30 veces, es decir, es tres veces más grande que el promedio de la OCDE.

 

Además, mencionó que en el país existe una alta concentración de los ingresos entre la clase alta que no gasta más en el país en épocas de bonanza, pues prefiere destinar sus recursos al exterior.

 

Otro factor que impide la reducción de la brecha es que el ingreso de la clase media y baja no crece al ritmo que debería, situación que incrementa el daño en el poder adquisitivo y el bienestar de estos sectores.