Gisela Mota, alcaldesa de Temixco, un municipio de Morelos, fue asesinada a balazos apenas un día después de asumir el cargo, pero Irma Camacho, la profesora jubilada que la sucederá, afirmó hoy en una entrevista con Efe que gobernará “sin temor” y con “mano dura”.
Camacho rendirá protesta como alcaldesa sustituta de ese municipio el 19 de enero, tras la muerte de Gisela Mota a manos de sicarios del crimen organizado el pasado 2 de enero, solo unas horas después de haber llegado al cargo.
“Desde el momento en que firmas como suplente, sabes los riesgos”, dijo Camacho a Efe en una entrevista. “Yo sabía que el momento podría llegar, mas no bajo estas circunstancias”, añadió.
Según la maestra retirada, antes de asumir la alcaldía de Temixco, Mota “nunca recibió ninguna amenaza” por parte del crimen organizado.
Tras el asesinato se desarrolló una operación policial que se saldó con la muerte de dos presuntos delincuentes y la detención de otros tres, entre ellos un menor de edad, a quienes se les ha imputado el delito de homicidio calificado y deberán permanecer en prisión preventiva hasta ser juzgados.
Camacho mencionó que la gente de la región “está destrozada, desconfiada”, y que ella trabajará de la mano del cabildo para reforzar la seguridad en el municipio.
Reconoció que sus familiares son conscientes de los riesgos que corre como suplente, pero que siempre le han “brindado su apoyo en todos los aspectos” y nunca la han cuestionado.
Al preguntarle Efe su opinión sobre el modelo de mando policial estatal centralizado impuesto por el gobernador de Morelos, Graco Ramírez, para contrarrestar la corrupción en las policías municipales, Camacho prefirió no contestar hasta “llegar a un acuerdo con el cabildo”.
Admitió sentir rabia e impotencia por el asesinato de su antecesora y pidió a la fiscalía estatal dar “con los autores materiales e intelectuales” para proporcionar “justicia” no solo por el crimen de Gisela, sino para “toda la población”.
El gobernador Ramírez dijo la semana pasada que el asesinato de Mota está vinculado con la disputa entre varios cárteles por la ruta local del narcotráfico y por el control de los cuerpos de seguridad municipales, cuestionados por sus lazos con las mafias criminales.
El asesinato de Mota se le adjudicó a Los Rojos, uno de los más sanguinarios, como quedó de manifiesto con la difusión por televisión de unas imágenes grabadas con el teléfono móvil de uno de los asesinos de Mota en las que se ve cómo los sicarios descuartizan a una persona no identificada y comentan la acción entre risas.
Un día después del crimen de la alcaldesa, Ramírez anunció que se impondría el mando policial estatal centralizado en los municipios del estado que se oponían a ratificar los convenios respectivos.
La medida fue rechazada originalmente por el alcalde de la capital del estado, Cuernavaca, el exfubolista internacional Cuauhtémoc Blanco, que la calificó de “golpe de Estado” y señaló a Ramírez como posible responsable en caso de que a él o a su familia les pase algo, aunque terminó acatándola.
Por su parte, Ramírez publicó este lunes en su cuenta de Twitter que la acción “fue un acto de autoridad y no de autoritarismo, fundado en la legalidad republicana y en el pleno respeto al Estado de Derecho”.
“No volveremos a un pasado donde delincuentes eran dueños de las calles e imponían su ley con complicidad de autoridades”, escribió el gobernador de Morelos, que por su cercanía con Ciudad de México es el destino habitual de fin de semana de los habitantes de la capital mexicana.
Un estudio divulgado en 2015 por la asociación civil Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal indicó que Cuernavaca había desplazado a Acapulco como el municipio más violento de México y que Morelos, estado del que es capital, tiene el índice de violencia más elevado entre los 32 estados del país.