Muy pronto tendremos de manera oficial, las tiendas Apple Store en México. Se trata del lugar físico en el que la venta la hará directamente la empresa de la manzana, algo que hasta ahora era solamente posible a través de su tienda en línea. Sí, por más parecidas a una Apple Store que fueran otras tiendas, no se trata de establecimientos “oficiales”. Sí, aún con sus mesas elegantes, la disposición de los equipos al estilo de una Apple Store, y hasta con nombres parecidos (MacStore), ninguna de las tiendas existentes en México es una tienda Apple en toda la extensión de la palabra.

 

Si bien los distribuidores que hasta ahora han ofrecido los productos Apple han hecho un gran trabajo en el “layout” de las tiendas, decorándolas prácticamente como si fueran Apple Store y emulando muchas de los servicios que en ellas se encuentran, hay algo que no se puede copiar, y es donde a mi parecer, radica el valor más importante de una Apple Store: la experiencia.

 

Hace solo algunos meses, ingresé en una tienda Apple Store, en un centro comercial en Estados Unidos. Tenía ya un tiempo, un par de años quizá de no hacerlo, cuando años atrás, solía visitar alguna al menos 2 o 3 veces al año. En esta ocasión, mi expectativa era conocer de primera mano el Apple Watch, que tenía solo algunas semanas de haberse lanzado a la venta oficialmente en ese país, y me encontré con una experiencia sensacional, no solo al mirar el nuevo dispositivo, sino en toda mi visita. ¿Por qué?

 

Hay una energía especial que se respira en una Apple Store, y en buena medida tiene que ver con la gente que ahí atiende. Un chico cool con rastas, una rubia con un corte arriesgado y tatuajes en los brazos, y una actitud amabilísima y de muy buena onda me recordaron por qué la marca Apple se convirtió en ícono de lo cool y la más deseada en nuestros días. No se trata de un prototipo hipster (porque no todos son así), sino verdaderamente de una actitud. Eso sin dejar a un lado que conocen a la perfección todos y cada uno de sus productos, que escuchan, y que difícilmente saldrás de ahí con alguna duda de las que tenías cuando ingresaste. Yo mismo en este espacio he sido crítico de las dificultades que Apple ha tenido para innovar en la era post Jobs, y confieso que en mi experiencia salí encantado no solo con el Apple Watch hermosamente dispuesto en diferentes versiones en muebles de cristal como si se tratara de joyería fina, sino de sus últimos iPhone, iPad, y computadoras. Entrar a una Apple Store es en verdad, una experiencia. Y sí, a pesar de que la innovación puede cuestionarse en comparación a lo que ocurrió a inicios de los años 2000, todavía son capaces de sorprender.

 

Hay otras ventajas de una Apple Store, ya discutidas en diferentes espacios. “Las Genius Bar”, o mesas donde expertos resuelven dudas técnicas o trabajan sobre tus equipos, así como la posibilidad de que siendo mercado de venta directa, los productos estén disponibles en México en la ronda 1 de lanzamiento, son algunas de estas. La Apple Store, si sigue los parámetros de lo que se hace en Estados Unidos (donde por cierto sus tiendas también cada vez evolucionan más para seguir sorprendiendo), será una gran ocasión para vivir una experiencia de consumo, pero también para entender un pilar más de la estrategia de una marca que maneja con maestría su negocio.