La Presidencia de la República informó que en las próximas semanas será entregado al Estado Mayor Presidencial (EMP) el nuevo avión Boeing 787-8 Dreamliner, bautizado como José María Morelos y Pavón y que fue adquirido en la administración de Felipe Calderón.
En un documento, que contiene los antecedentes de la compra de la aeronave y las conclusiones del estudio sobre su posible venta, la Presidencia señala que la fecha de llegada “está condicionada a la realización de las últimas pruebas y a la certificación del equipamiento interior por parte de la Federal Aviation Administration de los Estados Unidos (FAA por sus siglas en inglés)”.
Tras su llegada al remodelado Hangar Presidencial en la Ciudad de México, explicaron, el Boeing 787-8 tendrá dos semanas de prueba al interior del país, con lo cual, concluirá el entrenamiento de las tripulaciones y personal de tierra y podrá ser utilizado por el mandatario nacional.
Análisis
Tras las críticas recibidas por diversos sectores sobre la compra del avión presidencial, el mandatario Enrique Peña Nieto ordenó realizar un estudio sobre la viabilidad técnica, financiera y de Seguridad Nacional de vender o mantener el B787-8.
Banobras contrató a Ascend Flightglobal Consultancy, empresa basada en Londres y con experiencia en la valuación de 67 mil aviones desde comerciales hasta privadas. La compañía analizó “el tiempo previsible para realizar la venta; el valor probable al que podría venderse la aeronave, así como las condiciones para su realización”.
Las conclusiones de la valuadora londinense fueron que de venderse a una aerolínea comercial, el gobierno mexicano perdería alrededor de 128 millones de dólares debido a la reconversión del avión como transporte de pasajeros.
En caso de optar por su venta con su actual configuración en un mercado privado, el estudio estimó que tardaría entre 12 y 24 meses la transacción, dadas las condiciones económicas globales, el Boeing Dreamliner se vendería hasta en un 35% menos de su valor, es decir, se perderían hasta 75 millones de dólares.
El estudio abunda que “existen muy bajas probabilidades de encontrar un avión alternativo con mejores condiciones en el mercado. Actualmente, el precio de lista sin equipamiento de un B787-8, una de las aeronaves de cabina ancha más pequeñas y económicas del mercado, es de 218.4 millones de dólares, esto es 90.6% superior al costo que se pagó originalmente”.
Por tanto, “en virtud de la pérdida que ocasionaría la venta al erario y a que prevalecería la necesidad de renovar el avión presidencial a un tipo de cambio mayor, se determinó conservar la propiedad de la citada aeronave”.
La Presidencia de la República señaló que la eficacia y seguridad del nuevo avión presidencial permitirá al mandatario nacional desarrollar su agenda de trabajo y destacó que 60% de sus pasajeros serán periodistas.
Entre los beneficios del Dreamliner, indicó que “consume hasta 20% menos combustible que otros aviones de su categoría y produce 60% menos contaminación sonora que aviones similares”. La aeronave tendrá capacidad para 80 pasajeros y podrá operar en “en el 92% de los aeropuertos nacionales en los que se ha utilizado el Presidente Juárez”.
En el documento, recordó que la adquisición de la aeronave se debió al accidente donde murió el ex secretario de Gobernación Francisco Blake Mora en 2011; por lo cual, en 2012 se definió su compra con un “costo real, pagado en pesos por la totalidad de la aeronave con su equipamiento, fue de 2 mil 952.4 millones de pesos”.
Simultáneamente a la compra del avión, Banobras firmó un contrato de arrendamiento financiero con el Gobierno Federal a 15 años, con lo que al final de este periodo el equipo pasará a formar parte de los activos de la Secretaría de la Defensa Nacional.