Cinco veces MVP de la NFL, 14 veces seleccionado al Pro Bowl, 14 temporadas lanzando para más de cuatro mil yardas, seis de ellas al hilo, son números que por sí solos deberían colocar en el pedestal de leyenda a Peyton Manning, mariscal de campo de los Broncos de Denver. Sin embargo, al jugador de 39 años sólo un anillo de Super Bowl le escatima su lugar junto a monstruos. Esta puede ser su última oportunidad para corregir ese detalle. Cuando comience una nueva carrera al Super Bowl ante Pittsburgh.

 

Ese currículo no va a bastar si Denver, que tiene a la mejor defensa de la liga, no es capaz de darle tiempo para lanzar a su estelar pasador. En esta temporada más que nunca ha quedado claro que Manning es más propenso a cometer errores cuando siente la presión encima.

 

No hay mucho qué buscar, incluso Jonathan Dwyer, corredor de los Acereros, rival de los Broncos lo acepta, el gran favorito viste de naranja y tiene en los controles a un hombre récord. En Pittsburgh, hasta el mariscal de campo Ben Roethlisberger está en duda y, aunque pueda jugar, está muy disminuido físicamente por los golpes recibidos ante Cincinnati durante el juego de comodines de la semana pasada.

 

El otro juego medirá al caballo negro: Kansas City ante la dinastía del nuevo milenio y favorito para llegar a la Final de conferencia los Patriotas de Tom Brady.