BANGKOK. Si el androide C-3PO de la película La Guerra de las Galaxias fuera una mujer podría parecerse a Nadine, un robot social capaz de reconocer a personas diseñado por investigadores de la Universidad Tecnológica de Nanyang en Singapur.
“Me alegro de verte”, responde Nadine al saludo de su creadora, la científica suiza Nadia Thalmann, mientras ambas estrechan sus manos.
“Soy un acompañante social, puedo hablar de emociones y puedo reconocer a personas. Te he reconocido, eres Nadia, encantada de verte otra vez”, explica la androide en un video promocional de la universidad singapuresa.
Con una voz femenina con cierto deje robótico, la androide responde a preguntas sobre geografía y hasta agradece a la doctora Thalmann que le diga que es “muy guapa”.
De hecho, la investigadora se inspiró en su propio rostro para modelar el de Nadine, un prototipo de androide que es capaz de manipular objetos aunque aún no han conseguido desarrollar su capacidad para andar.
Thalmann, científica pionera en tecnología 3D, humanos virtuales y robots humanoides, afirma que los androides del futuro serán inteligentes y podrán hacer compañía como el mítico C-3PO, el dorado autómata de la saga galáctica.
El equipo de investigadores en Singapur ha desarrollado tecnología relacionada con el reconocimiento de rostros y gestos y memoria cognitiva y emocional para Nadine, que funciona con un software inteligente similar a Siri (Apple) o Cortana (Microsoft).
“La novedad reside principalmente en que hemos integrado más funcionalidades en Nadine de las que otros robots humanoides tienen actualmente”, dice a Efe Thalmann, fundadora del laboratorio interdisciplinar MIRALab en la Universidad de Ginebra y contratada desde 2009 en Nanyang.
“Los investigadores trabajan ahora intensamente en IA (inteligencia artificial) y concienciación (reconocimiento de objetos, personas, situaciones, intenciones, etc) y conciencia de sí mismos”, señala.
“Nadine (y otros robots sociales similares en el futuro) debería ser consciente de sí misma y de lo que puede hacer o no”, añade la científica.
Thalmann, que estudió psicología, biología, bioquímica y física cuántica, destaca la importancia de los proyectos interdisciplinares para el diseño de robots sociales, que podrían ser una realidad en pocos años.
“Por ahora hay pocos robots como Nadine en el mercado. Es uno de los primeros. Ahora necesitamos unos dos años para definir el mercado, mejorar el producto según las necesidades y los precios. En mi opinión, los veremos (androides) en la próxima década”, apunta.
En su opinión, cuando la tecnología del software avance, la cuestión de la apariencia de los androides dependerá del gusto de los usuarios, tanto si los prefieren más parecidos a humanos o, por ejemplo, con estética parecida a muñecos.
Thalmann cobija en todo caso el temor de un futuro distópico con robots hostiles o utilizados en contra de personas, por lo que pide una regulación internacional que evite ese peligro.
“Temo que estos maravillosos robots quizá se usen para otros motivos (…). Deberíamos tratar de definir algunas leyes sobre el uso de los robots antes de que sea demasiado tarde”, asegura.
Científicos de la Universidad Tecnológica de Nanyang también han desarrollado otro prototipo de robot llamado EDGAR, que puede ser teledirigido por una persona a distancia emulando tanto el habla como los gestos de los brazos.
El objetivo de este androide es que pueda ser utilizado para dar conferencias o clases a distancia o para interactuar con clientes o usuarios en compañías o parques de atracciones.
Según los expertos, la duda ya no es si habrá androides en los hogares y empresas, sino cuándo, con una gran gama de prototipos construidos en países como Japón, Corea del Sur, Estados Unidos o España.