Entre 2010 y 2012, cuando Humberto Moreira fue gobernador del estado de Coahuila, el Centro de Reinserción Social de Piedras Negras se convirtió en un campo de trabajo en el cual los internos supuestamente elaboraban indumentaria y alteraban vehículos para esconder droga y armas de uso del grupo delictivo de Los Zetas, revela una investigación del portal europeo El Español.
El reporte señala que durante entre 2010 y 2012, la prisión estaba bajo el mando del grupo delictivo de Los Zetas quienes lo hacían funcionar como un centro en el cual los internos fabricaban “uniformes, fundas y chalecos antibalas para los miembros de la banda y alteraban vehículos para ocultar drogas, armas y dinero en su interior”; además, servía a los líderes del cártel para esconderse de los operativos federales.
Basado en una investigación de la Subprocuraduría de Investigación y Búsqueda de Personas No Localizadas de la Procuraduría General de Justicia de Coahuila, el reporte indica que en la prisión, Los Zetas torturaron, asesinaron y desaparecieron los cuerpos de sus víctimas fueran integrantes del grupo, enemigos o personas confundidas con policías.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) alertó sobre las deficiencias del penal desde 2011, cuando advirtió que sus visitadores no pudieron revisar las condiciones en que se encontraba por “ingobernabilidad”. También alertó que 60% de las prisiones, entre ellas la de Piedras Negras, estaba bajo el control de grupos criminales o de los internos.
En contexto
Actualmente, el gobierno estatal investiga los asesinatos de 150 personas ocurridos en el penal entre 2008 y 2011, cuando Humberto Moreira era gobernador de Coahuila. De acuerdo con reportes de la prensa local, durante ese periodo integrantes de Los Zetas secuestraron a cerca de 150 personas, las trasladaron a la prisión de Piedras Negras y las mataron.
De acuerdo con el gobernador Rubén Moreira (hermano de Humberto) esta investigación surgió a raíz de que en 2012, se fugaron 129 internos del penal quienes, se descubrió después, pertenecían al cártel de Los Zetas. El portal local Vanguardia señala que dicha fuga ocurrió con el visto bueno de las autoridades carcelarias y tenía el fin de enrolar a más personas al grupo delincuencial.