Este lunes se conoció que China creció 6.9% durante 2015 vs. 7.3% de 2014, lo que refleja su menor crecimiento en 25 años producto de un cambio en la perspectiva del gobierno en 2011. Así, en el cuarto trimestre del año pasado la expansión de la economía fue de 6.80%, con incrementos en ventas minoristas de 11.0% y en producción industrial de 5.9%, manteniéndose ambos indicadores dentro de una desaceleración “hasta ahora” ordenada. Su divisa se ubica cerca de 6.60 yuanes por dólar estadunidense. La moneda será una variable que el gobierno tiene para contribuir a mejorar su balanza comercial y técnicamente tiene posibilidades de una depreciación hacia 6.80 yuanes durante este año.

 

China está claramente en desaceleración por la combinación de varios factores:

 

  • El cambio de paradigma. Desde 2011 el gobierno de Pekín ha buscado cambiar su paradigma económico enfocado en las exportaciones y la inversión a uno más orientado al consumo. Trabaja en mejorar el PIB per cápita que hoy se ubica en ocho mil 280 dólares anuales.

 

  • Debilidad de la demanda global. Es un factor que impacta negativamente en el nivel de exportaciones. Los productos chinos son menos demandados pues los consumidores ven que no existen presiones inflacionarias importantes, por lo que deciden postergar su compra. Así mismo, las malas noticias diarias hacen que se perciba un clima de desconfianza tal que el consumidor prefiere ahorrar antes que gastar.

 

  • Precios del petróleo en mínimos históricos. Un elemento que influye de forma determinante en el precio de los productores, no sólo en tanto energético, sino que es base de muchos productos.

 

Ante esto, el gobierno de Pekín ha adoptado una serie de medidas para estimular su economía, que van desde apoyos para la adquisición de créditos productivos, reducción de la tasa de interés y una fuerte depreciación en su tipo de cambio.

 

El que la economía china no termine de apuntalar el crecimiento a pesar de la depreciación de su moneda es una muestra más de la debilidad que sufre la economía mundial y del retardo entre la toma de decisiones de política económica y sus efectos sobre la economía.

 

En octubre, el Banco Mundial revisó a la baja sus proyecciones de crecimiento para China en 2016 de 7.0% a 6.7% y de 7.0% a 6.5% en 2017, por un desempeño más débil que previsiones anteriores en las economías emergentes. El FMI también las mantuvo sin cambio en 6.3% para 2016 y de 6.0% para 2017, lo que influirá en el ritmo de expansión global.

 

China se destaca como el mayor comprador de materias primas del mundo y es la que más energía consume del mundo. Así mismo, es el país que más aporta al crecimiento mundial. Y una desaceleración más profunda en el crecimiento de este país se dejará sentir primero en países emergentes que abastecen de materias primas al sector industrial chino, pero también en otros países con economías más consolidadas.

 

La bolsa de China ha mostrado una caída en lo que va del año de alrededor de 18%. Inversionistas esperan que tanto el gobierno como el Banco Popular de China generen nuevas acciones de estímulo que permita un aterrizaje suave de la economía.