El más reciente informe sobre la inflación que publicó el INEGI dio cuenta del aumento de precios más bajo en la historia de este país, apenas 2. 13% para todo 2015.
Pero al mismo tiempo la tienda de aplicaciones de Apple anunció que subirá sus precios 14%. Apenas en julio había subido el precio de estos programas, con lo que en medio año acumula un aumento de 30%.
Lo que hace esta empresa es reflejar la realidad de que sus productos están tasados en dólares y por lo tanto más que subir precios los ajusta a la realidad de las monedas locales. Lo mismo hacen otras tantas firmas que manejan sus ventas en el billete verde.
Hay productos importados que han subido sus precios en una proporción menor porque su demanda es frágil, porque sus precios fueron garantizados con coberturas o bien mantienen inventarios que fueron liquidados con cotizaciones inferiores.
Pero es un hecho, hay una parte importante de los precios en la economía mexicana que están subiendo mucho más allá del presumido mínimo histórico, mucho más de la meta inflacionaria de este año y por supuesto mucho más que los incrementos salariales.
Sólo que también es un hecho que hoy la inflación se ha vuelto elitista. Hoy los aumentos en los precios más abultados están entre los productos que compran las clases medias y altas en ambientes urbanos.
Mañana conoceremos el Índice Nacional de Precios al Consumidor medido hasta la primera quincena de enero.
Seguramente tendremos un buen dato porque, de entrada, bajaron los precios de las gasolinas y tienen un peso muy importante en la medición. Además, hubo otro recorte en las tarifas eléctricas y los impuestos se elevaron en línea con la expectativa inflacionaria.
La cuesta de enero trae consigo un consumo más bajo, por lo tanto no es momento de aumento de precios, al contrario es la temporada de rebajas en los establecimientos comerciales.
Pero es un hecho que en el análisis más a detalle de la información del INEGI podremos notar que los dólares a 18 acaban con la paciencia de cualquier vendedor.
Pero también es el pretexto perfecto para que aquellos que no tengan realmente una justificación para subir sus precios lo hagan.
Empezarán a multiplicarse las voces de los dirigentes empresariales, de los líderes de cámaras industriales y de comercio advirtiendo de los aumentos por culpa del dólar. Simplemente es una manera de coordinar los aumentos en algunos sectores, algo que en buen español se llama colusión.
Después vendrán los sindicatos que reportarán aumentos en los productos de la canasta básica y exigirán aumentos de emergencia. Todo esto puede abrir la caja de “Pandora”.
La alta inflación es muchas cosas, ninguna buena. Es el impuesto más injusto que afecta a los más pobres, es un monstruo difícil de controlar cuando crece súbitamente, es la mejor manera de frenar una recuperación económica y es una enfermedad que cuesta trabajo controlar cuando se ha salido de control.
La inflación VIP que hoy le pega a las importaciones de lujo, al tinto y al serrano; que hoy encarece los iPad y las pantallas gigantes, puede rápidamente afectar a las tortillas y al pasaje del camión.
Por eso es momento de que la autoridad monetaria se ponga la pila para defender el poder de compra de la moneda, no una paridad específica. Antes de que la inflación de los ricos llegue a todos los demás.