Los padres de los cinco jóvenes desaparecidos en Tierra Blanca, Veracruz, recibieron amenazas para que dejen de buscar a los muchachos que fueron ‘levantados’ por policías estatales de dicha entidad.
“Tenemos miedo, después de que se llevaron a mi hijo por supuesto que tenemos miedo…”, son las palabras de Bernardo Benítez en entrevista telefónica, papá de Bernardo Benítez Arroniz, de quien no se sabe nada desde el lunes 11 de enero.
Las amenazas llegaron por mensaje al teléfono celular de una tercera persona que llegó al campamento para buscar a los padres. Los familiares viven afuera de la agencia del Ministerio Público de Tierra Blanca, duermen sobre colchonetas que les regaló la alcaldía. Ahí colocaron un altar donde están las fotos de los desaparecidos rodeadas de imágenes religiosas y veladoras.
“Dicen que están llegando mensajes telefónicos, que nos vayamos, que ya no le busquemos, que va a haber represalias. Pero ya estamos aquí, por nuestros hijos vamos a seguir luchando. Dicen que dejemos de buscar a los muchachos, que son roba ganados, que ya los disolvieron en ácido”, contó a 24 HORAS Columba Arroniz.
Las autoridades locales informaron a los padres que los policías detenidos dijeron que entregaron los muchachos a un grupo del crimen organizado.
“Prácticamente estamos como al principio porque no aparecen, las autoridades dicen que (los policías) habían confesado que los entregaron al crimen organizado, pero ellos son el crimen organizado y no dicen a quién, deben saber qué personas, dónde operan”, cuestionó Columba.
“Ya teníamos experiencia en desgracias”
Esta no es la primera tragedia para la familia Benítez Arroniz. En 2009 fue secuestrado Manuel Benítez, abuelo de Bernardo, uno de los cinco desaparecidos, y al día de hoy tampoco se sabe nada de él.
El secuestro fue cometido en Playa Vicente, poblado de donde son los cinco jóvenes secuestrados por policías estatales. La familia presentó su denuncia en la Fiscalía de Veracruz y un grupo especializado de la unidad antisecuestros la asesoró durante las negociaciones que duraron entre dos y tres meses. Se cumplió la recomendación de los policías: pagar el rescate, pero no lo liberaron.
“Pasaron los días y los antisecuestros dijeron que su labor ahí había terminado, que ya se iban a retirar de nuestro hogar porque en cierta forma ya había terminado su labor, Fidel Herrera (anterior gobernador) no dejaba que uno hablara con los periodistas y no había manera de denunciar. Ahora no es que quieran, se empezó a dar a conocer por redes sociales y por eso nos tomaron la atención.
“Mi padre era diabético, tenía más de 70 años, padecía mucho de los nervios y pasaron dos o tres meses con la negociación. Nosotros creemos que si no le dieron la insulina posiblemente él falleció, en una de las conversaciones con los secuestradores me comentaba la persona que mi papá era muy bravo, de temple; yo sabía que era muy enojón y sintiéndose en esa situación pudo haber preferido morir a estar secuestrado.
“Ya teníamos experiencia en desgracias, sabíamos que la única manera en que las policías se pongan a hacer algo es darlo a conocer a la opinión pública y aun así no tenemos grandes avances”, lamentó Bernardo, hijo del secuestrado, en entrevista telefónica.
El lunes 11 de enero, Mario Arturo Orozco Sánchez, de 28 años de edad; su novia Susana, de 16 años de edad, estudiante de tercer semestre en el colegio de bachilleres plantel 18; Bernando Benítez Arroniz, de 25 años, licenciado en administración de empresas; su primo José Benítez de la O, de 24 años, ingeniero mecánico automotriz, y José Alfredo González Díaz, de 25 años, quien trabaja en un rancho y estudió hasta la secundaria, fueron levantados por policías de la Secretaría de Seguridad Pública de Veracruz cuando viajaban en un automóvil con placas de Distrito Federal en la carretera federal de Tierra Blanca.
Los jóvenes iban de regreso al pueblo Playa Vicente, donde viven, y habían ido el fin de semana a Boca del Río para celebrar el cumpleaños de Mario. Por estos hechos hay siete policías detenidos.