WASHINGTON. México crecerá en 2016 un 2.6 %, dos décimas por debajo de lo que el FMI preveía en octubre, aseguró el director para el Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI), Alejandro Werner, e incluso aseguró que los mercados están exagerando la dependencia del país al precio del crudo.
Werner señaló que México “claramente” ya no es un país petrolero ya que sus exportaciones netas son bajas y el impacto de ingresos por venta de crudo es menor de lo que era.
El directivo agregó que América Central y el Caribe crecerán a tasas más sólidas de un 4.2 % y un 3.9 %, respectivamente. “Si bien América del Sur se ve fuertemente afectada por la caída de los precios de las materias primas, México, América Central y el Caribe se benefician del fortalecimiento de la economía de Estados Unidos y, en la mayoría de los casos, del abaratamiento del petróleo“, apuntó.
Por su parte, América Latina se prepara para una nueva recesión en 2016, por segundo año consecutivo y algo no visto desde la década de 1980, afectada por las agudas contracciones de Brasil y Venezuela, y en menor medida en Argentina y Ecuador, afirmó hoy el Fondo Monetario Internacional (FMI).
“El comienzo de 2016 ha sido difícil, como lo demuestran los recientes estallidos de volatilidad financiera, consecuencia de la incertidumbre acerca de la desaceleración económica en China, la caída de los precios de las materias primas y las divergentes políticas monetarias aplicadas por las economías avanzadas“, aseguró en una rueda de prensa Alejandro Werner.
La recesión regional prevista del 0,3% para este año, similar a la del pasado, viene dada en gran medida por la crisis que sufre Brasil, con un crecimiento negativo estimado del 3,5% y Venezuela del 8%; a los que se suman Argentina, con un -1%, y en menor medida Ecuador, sobre la que el Fondo no desveló el dato exacto.
En el caso de Brasil, Werner subrayó que “la disfuncionalidad del sistema político sigue demorando la adopción de una estrategia fiscal creíble para colocar la deuda pública en un sendero sostenible”, algo que ha provocado “rebajas en las calificaciones crediticias y un aumento de los costos de financiación”.
En Venezuela, el Fondo no ve cambios significativos en la senda económica, lo que sumado al descenso de los precios del petróleo, provocará que la crisis se agrave “con una caída estimada del PIB en casi 18 % durante 2015 y 2016 (la tercera mayor caída en el mundo)” y una inflación récord que cerró el pasado año en el 275 %.
Como contraste, Werner dibujó un panorama más optimista en Argentina, al apuntar que las reformas económicas adoptadas por el nuevo Gobierno de Mauricio Macri van “en la dirección correcta”, entre las que citó “el levantamiento de restricciones al mercado cambiario, la eliminación de varias restricciones al comercio internacional (…) y la supresión parcial de los subsidios a la energía”.
No obstante, reconoció que aunque se han mejorado “las perspectivas de crecimiento para el mediano plazo (…) es probable que el ajuste genere una leve recesión en 2016”, que el Fondo situó en un crecimiento negativo del 1 % para este año.
En Ecuador, por su parte, el FMI indicó que dado “el continuado descenso de los precios del petróleo y la apreciación del tipo de cambio real, prevemos una recesión durante el año en curso”, frente a los pronósticos de un crecimiento positivo de un 0,1 % realizados en octubre pasado.
“Este pronóstico también refleja las medidas de consolidación fiscal correspondientes a 2015 y 2016, las ajustadas condiciones financieras y el régimen de dolarización que excluye la posibilidad de una respuesta de política monetaria”, subrayó Werner.
En el lado positivo, el Fondo situó a Chile (2,1 %) , Colombia (2,7 %) y Perú (3,3 %), que continúan “un proceso de ajuste relativamente ordenado, en donde la combinación de políticas económicas (grandes depreciaciones del tipo de cambio, consolidación fiscal paulatina y políticas monetarias acomodaticias) ha evitado una contracción económica”.
Por último, y como riesgos a la baja en 2016, Werner destacó que “la región sigue siendo particularmente vulnerable a una desaceleración mayor que la prevista en China -uno de los más importantes socios comercial para la región- y a nuevas caídas de los precios de las materias primas”.
Así como que “un mayor deterioro de la situación de Brasil podría provocar un cambio repentino en la valoración de los activos regionales” y una “menor demanda de exportaciones entre los socios comerciales integrantes del Mercosur“.