El desempeño de la economía global en lo que va del año refleja ciertos riesgos de un crecimiento moderado ante escenarios de “neutro a negativos” para las diferentes inversiones, sean inversiones directas o de portafolios de inversión.
El tema relevante que afecta a los mercados financieros es la caída en los precios del petróleo, dominada por una “sobreoferta” de crudo y la falta, por ahora, de acuerdos entre miembros de la OPEP y no miembros para reducir la producción ante una menor demanda de países como China, Japón y Europa, entre otros. Además, existe una competencia entre Arabia Saudita, Irak y ahora Irán por aumentar su producción y así ganar mercado con “bajos precios”.
Por su parte, Estados Unidos cierra pozos petroleros por su baja rentabilidad, pero aun así sus inventarios se mantienen en niveles muy “elevados”, lo que llevan las cotizaciones a nuevos descensos en enero y una constante “volatilidad” ante la percepción de una “desaceleración mundial inminente”. Sin embargo de corto plazo los precios intentan repuntar al menos temporalmente.
Por otro lado, estamos viendo cómo China registra una clara desaceleración en su economía, que creció 6.9% durante 2015 y de acuerdo con las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) crecerá a ritmos de 6.3% en 2016, afectada por un entorno adverso en la demanda internacional que repercute en un crecimiento débil de su producción industrial, menor a 6.0% anual, una inflación por debajo de 2.0% anual, ventas al menudeo que crecen a ritmos de 11.0% anual, pero que hace uno o dos años venían con tasas de 11.9 y 13.6%, respectivamente. Además, registra tasas de crecimiento menores en sus exportaciones e importaciones, por lo que deberá hacerlas más competitivas a través también de la depreciación “moderada” del yuan, su moneda. Inclusive su nivel de reservas ha descendido de 3.84 a 3.33 miles de millones de dólares en el último año. El Banco Central de China ha tenido que inyectar una fuerte liquidez diaria para compensar desequilibrios en su operación de corto plazo con bancos.
Hace unos días se conoció que la balanza comercial de Japón experimenta una desaceleración importante en sus exportaciones e importaciones con tasas negativas de 8.0 y 18%, respectivamente. Sus ventas anuales crecen -1.0% anual, su producción industrial registra una tasa de crecimiento anual del orden de 1.7%, pero que en noviembre (último mes conocido) cayó -0.1%. Así mismo, la inflación ha sido un problema que hasta ahora no ha podido “mantenerse hacia el 2.0% como objetivo planteado por el gobierno” y que actualmente ronda el 0.3% anual. Esta semana se tendrá la decisión del Banco de Japón para evaluar si la economía requiere de mayores impulsos de estímulo monetario.
Respecto a Estados Unidos, diversos indicadores como lo platicamos en la columna anterior, muestran una desaceleración. Especialmente llama la atención el rebote al alza en el número de solicitudes por seguro de desempleo, que quizá reflejan un estancamiento en la creación de fuentes de trabajo, en donde el sector energético sigue recortando plazas, tal como ocurre en el sector financiero. La producción industrial sigue en franca desaceleración y con la caída en los precios del petróleo en enero, la Fed tendrá una difícil tarea para tratar de que su divisa se mantenga más estable y permita también que los precios de las materias primas se estabilicen. Ayer empezó la reunión de política monetaria y en un rato más se tendrá la decisión que seguramente tendrá efectos directos en los mercados. Además, este viernes se conocerá el PIB preliminar al cuatro trimestre, que podría haber crecido cerca de 1.0% frente al 2.1% del tercer trimestre de 2015.
No hay duda de que seguirán los eventos económicos en este 2016 que podrían mantener volatilidad en los mercados, pero también abriendo oportunidades si se hacen de manera responsable y con visión de mediano plazo.