¿Peyton Manning ha violado el reglamento de dopaje de la NFL? ¿El héroe que en el crepúsculo de su carrera se ha metido a otro Súper Tazón recurrió alguna vez a sustancias prohibidas? ¿Resultará que el conmovedor mariscal de campo, sinónimo de perseverancia, talento, capacidad innovadora, hizo trampa?

 

La realidad es que no estamos listos para ver desplomarse a cualquier titán deportivo y que en alguien como él (como también serían, por citar a algunos, Roger Federer, Kobe Bryant, Michel Phelps), la desilusión resultaría muy dolorosa –no así, desde mi perspectiva, con los purgados Lance Armstrong, Marion Jones, Álex Rodríguez.

 

Vale la pena explicar la complejidad de la hormona de crecimiento humano (HGH por sus siglas en inglés) en la NFL. Esta liga la prohibió desde 1991, pero apenas en 2014 implementó los controles de detección. Incluso en la huelga del año 2011, uno de los factores esenciales de protesta de parte de los jugadores de futbol americano, era precisamente bloquear ese tipo de chequeo en la NFL; era un secreto a voces que muchos jugadores la ingerían, más allá de su teórica e ilusa proscripción en el lejano inicio de los años noventa.

 

Tras aquella huelga, se suponía que la NFL se iba a convertir en el primer gran deporte estadounidense en establecer análisis para descubrir ese tipo de estimulante. Sin embargo, David Howman, director de la Agencia Mundial Antidopaje (WADA), criticó la obstaculización de las pruebas. El ex mariscal de campo y hoy comentarista, Norman Boomer Esiason, por entonces aseguraba que las trabas se debían a que hasta el veinte por ciento de los jugadores utilizaba HGH.

 

Por ello el que se revivan las acusaciones en contra de Manning en este específico momento previo al Súper Tazón que tiende a ser su despedida (su “último rodeo”, como se le vio decir), parece un tanto absurdo: porque en las fechas en las que supuestamente la habría ingerido, no existía sistema para detectarla.

 

Todos queremos creer que los héroes deportivos que más nos han inspirado, han sido totalmente limpios y su talento producto del trabajo. No obstante, este escándalo es atribuible a una liga que implícitamente prohibía pero no revisaba; es decir, a una doble moral, como muchas que continúan en el deporte.

 

Las investigaciones están en marcha y es factible que antes del llamado Súper Domingo, conozcamos alguna conclusión. Dudo que sean acusatorias, porque su absolución existe desde el momento en que la NFL pasó más de dos décadas sin buscar lo que supuestamente penaba.

 

Mientras tanto, Peyton Manning, el tritura-récords que tiene a mano despedirse como casi nadie lo ha hecho (es decir, poniéndose otro anillo de Súper Bowl), pasa los que parecen sus últimos días como profesional, sometido a sospechas, indagaciones y descalificaciones.

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