BERLÍN. Los tres partidos de la gran coalición que dirige la canciller alemana, Angela Merkel, acordaron, tras semanas de tensiones, suspender durante dos años el derecho a la reagrupación familiar de determinados refugiados.
Merkel, acuciada por las críticas a su gestión de la crisis de los refugiados, cerró el acuerdo con los líderes del Partido Socialdemócrata (SPD), Sigmar Gabriel, y de la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), Horst Seehofer, uno de sus principales oponentes en este capítulo.
El acuerdo, según explicó, afectará a los solicitantes de asilo llegados a Alemania a los que se otorgue “protección subsidiaria”, es decir, que no cumplen los requisitos para ser asilados porque no sufren una persecución individual, pero que tampoco pueden ser expulsados ante el riesgo que sufrirían en su país de origen.
Para los refugiados la situación se está volviendo cada vez más complicada en Europa, Holanda quiere devolver a todos los demandantes de asilo que lleguen a Grecia a través de Turquía en ferri a cambio de un plan de entrada regular en Europa para acoger a entre 150 mil y 250 mil refugiados, aseguró el diario De Volksrant.
En Suecia la situación también recrudeció. El gobierno sueco anunció que prevé que entre 60 mil y 80 mil personas que pidieron asilo el año pasado puedan ser expulsadas de este país, el que más peticionarios per cápita recibe de la Unión Europea, al ser rechazadas sus solicitudes.
La cifra fue apuntada por el ministro sueco de Interior, Anders Ygeman, que ya ha transmitido a las autoridades migratorias y a la Policía que se preparen para un “reto muy grande”.
“En la medida en la que hemos recibido a muchos solicitantes de asilo en Suecia -163 MIL en 2015-, también aumentará la cifra de quienes vean rechazadas sus peticiones. Si la actual frecuencia se mantiene, se trataría de entre 60.000 y 80.000 personas”, dijo hoy Ygeman a la emisora pública “Radio de Suecia”.
De las 58 mil 802 solicitudes tramitadas el año pasado por la Dirección General de Migraciones, fueron aceptadas el 55 %.
El gran número de personas que se arriesgan a ser expulsadas podría hacer que el Gobierno en minoría de coalición entre socialdemócratas y ecologistas recurra a aviones chárter para las deportaciones, en vez de los vuelos regulares usados hasta ahora.
La explosión en el número de refugiados producida en otoño colocó al borde del colapso al sistema de acogida sueco e hizo que el Gobierno, presionado por la oposición de centroderecha, diera un giro sustancial a su política de asilo, hasta entonces una de las más generosas de la UE.
Por su parte, el gobierno finlandés calcula que expulsará del país a cerca de 20 mil de las 32 mil 476 personas que solicitaron asilo en 2015, ya que no cumplen los requisitos para obtener el estatus de refugiado.
Esta cifra, apuntada a la cadena de televisión local MTV3 por la secretaria del Ministerio de Interior finlandés, Päivi Nerg, supone alrededor del 62 % de todas las solicitudes de asilo recibidas el pasado año, cuando llegaron a Finlandia nueve veces más refugiados que en 2014.
El egeo se vuelve a teñir de rojo
Grecia vivió hoy una nueva tragedia en el mar Egeo que se cobró la vida de al menos 25 refugiados, entre ellos diez niños, en un momento en que la Unión Europea (UE) sigue presionando al país con la posible expulsión del espacio Schengen si no mejora el control de sus fronteras.
Según la cifra facilitada por una vocera de la guardia costera griega, diez personas han sobrevivido, pero once siguen desaparecidas.
Se trata del segundo naufragio de una embarcación con refugiados en menos de 24 horas. El miércoles por la mañana siete personas, entre ellas dos niños, murieron en un naufragio cerca de la costa de la isla griega de Kos, que al igual que Samos, constituye una de las puertas de entrada para los refugiados que llegan a la Unión Europea desde Turquía.
Según los últimos datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en lo que va de año han llegado a Grecia por mar más de 45 mil migrantes y refugiados, 31 veces más que en todo enero del año pasado, y más de un centenar han muerto en la travesía.