La alemana Angelique Kerber rompió todos los pronósticos al imponerse a la estadounidense Serena Williams en la final del Abierto de Australia por 6-4, 3-6 y 6-4 tras dos horas y cuarto de partido.

 

Kerber, que estuvo cerca de la eliminación en su primer partido en Melbourne Park -salvó una bola de partido ante la japonesa Misaki Doi-, venció en el partido más importante de su carrera WTA, en un agónico tercer set que se alargó casi por espacio de una hora.

 

Tras un primer set en el que la jugadora alemana ‘sorprendió’ a la número 1 del mundo por su aplomo y seguridad en la pista, que se saldó con un 6-4 a su favor tras 39 minutos, surgió el genio y la potencia física de Williams para igualar la contienda en poco más de media hora y un 6-3 a su favor.

 

En la manga definitiva, Kerber sacó a relucir su mejor tenis y, sobre todo, se alejó de los errores tanto como pudo hasta que consiguió doblegar a la estadounidense.

 

Serena Williams consiguió 47 golpes ganadores por 46 errores no forzados, mientras que Angelique Kerber consiguió 25 golpes ganadores por sólo 13 errores no forzados. Por ahí se puede explicar, en parte, la victoria de la jugadora alemana, que consigue el primer Grand Slam de su palmarés.

 

“Han sido las mejores dos semanas de mi vida”, no dudó en señalar una Kerber eufórica a la hora de recoger su trofeo de campeona, que irá acompañado de un premio en metálico de 2,2 millones de euros para redondear la alegría de la alemana.