La creación y fortalecimiento de comunidades es uno de los logros que ha hecho el arte urbano. Transitar en calles grises siempre cambia el estado de ánimo de una persona hacia la pasividad y el desánimo, pero cada vez que artistas intervienen las calles para darle color e integrar valores que están siendo desplazados, invita a los habitantes a que participen, se animen, se integren y se sientan orgullosos de su comunidad.
Estos valores tan importantes son los que acaba de quebrar el gobierno oaxaqueño al borrar el mural que realizó el colectivo Lapiztola el 28 de enero de este año. El mural se encontraba en las calles Tinoco y Palacios, en el centro histórico de Oaxaca.
Creado a partir de una placa del fotógrafo Fernando Arce y realizado con la técnica esténcil por los integrantes del colectivo, el mural expresaba la historia de un maestro mezcalero para fortalecer la identidad y el reconocimiento a los productores de mezcal, ya que este estado es muy reconocido por producir esta bebida.
Antes de ser borrado el mural por trabajadores del ayuntamiento que encabeza el priísta Javier Villacaña Jiménez, la galería Piedra Lumbre (ubicada en el mismo lugar donde estaba el mural), el gobierno oaxaqueño propuso llegar a un “acuerdo”: reabrir la galería y suprimir el mural, según palabras de Rosario Martínez, integrante de Lapiztola.
A los políticos les está doliendo que los artistas plasmen los verdaderos problemas sociales y políticos, y tal parece que también las raíces por las cuales los mexicanos se sienten orgullosos. Entonces, ¿cuál será la alternativa de los artistas urbanos para seguir expresando su pensamiento?