Hemos hablado de la desaceleración de la actividad económica mundial que ha generado un aumento en la volatilidad de los mercados financieros y una fortaleza rápida del dólar. Las grandes compañías buscan resguardarse de este entorno adverso y complicado, pero poco se ha comentado sobre el “momento” difícil que atraviesan las pymes.

 

En México, estas empresas representan más de 90% del total, aportan casi 35% del PIB y generan aproximadamente 70% de los empleos, lo que se traduce en casi 20 millones de fuentes de trabajo.

 

La revisión de la balanza comercial mexicana, con los últimos datos por la afectación en las exportaciones de crudo, muestra un déficit en 2015 de 14 mil 460 millones de dólares, lo que significa que somos más importadores que exportadores.

 

Pocas empresas enfrentan con una “planeación adecuada” estos embates del tipo de cambio a través de, por ejemplo, obtener coberturas sobre los insumos que adquieren. En 2015, debido a la cotización cambiaria tuvieron que enfrentar pagos con un aumento de 20%, en promedio, respecto a 2014, y en 2016, al menos han tenido que pagar ya otro 2.0% en promedio, cuando vemos al peso retroceder 7.0% en lo que va del año.

 

Por el lado de los ingresos, la economía creció 2.5% y la inflación registró un mínimo histórico de 2.1%. ¿Qué sucedió con la pyme?, su rentabilidad se redujo de manera importante. El NO poder trasladar los incrementos en los costos hacia el consumidor final le afectó.

Otro punto relevante es que del crédito total que hay disponible en el mercado, sólo 10% va para las pequeñas empresas. Si bien existen muchos instrumentos para este fin, la realidad es que no existe una verdadera cultura financiera y por lo tanto, los bancos mantienen muy limitado el crédito a este segmento; así, las micro y pequeñas empresas tienen que acudir a instituciones financieras no bancarias cuyas tasas de interés son superiores.

 

La Secretaría de Economía deberá estar mucho más dinámica con programas que ayuden a las pymes a enfrentar esta coyuntura y, sobre todo, difundir por radio, televisión, periódico e internet los programas de apoyo que ayuden a mejorar sus condiciones financieras.

 

Hoy el peso mexicano se ubica cerca de 18.50 frente al dólar en operaciones interbancarias y 18.80 al menudeo. Sin embargo, sabemos que este proceso global llevará tiempo y aun cuando el gobierno federal debe reducir el gasto público, tendrá que dirigir recursos para respaldar y capitalizar a una empresa muy poco rentable como Pemex. El riesgo en el tiempo podría llevar al peso a otros niveles, en donde el riesgo de quiebra de las micro, pequeñas y medianas empresas aumente, se pierda empleo y las condiciones macroeconómicas que tanto hemos mantenido podrían deteriorarse muy rápido. Las pymes son relevantes en México y en general en Latinoamérica.

 

Los accionistas de este tipo de empresas también deberán seguir buscando capacitación continua y sobre todo crear un sentido de alta responsabilidad con un gobierno “corporativo” que permita dejar intereses muchas veces de familia o propios y buscar el beneficio y crecimiento sostenido del negocio.

 

Son momentos relevantes en donde hay que saber y tener muy claro qué se quiere de estas empresas: crecer o morir.

 

Los invito a seguir en comunicación a través de twitter en @1ahuerta.