Aunque sigue siendo la religión mayoritaria en el país, la fe católica ha venido decreciendo en el número de creyentes, situación que para Andrés Enrique Sánchez Ramírez, capellán de la Basílica de Guadalupe, se debe a la falta de vocación sacerdotal entre las nuevas generaciones.
“La falta de promoción vocacional no es un elemento en el que no nos fijemos. Los obispos estamos muy preocupados por la promoción vocacional, ayudar a los jóvenes a que encuentren su vocación sacerdotal si la tienen, o matrimonial que es algo muy bueno, pero también tienes distintas raíces”, dijo el sacerdote en entrevista con 24 HORAS.
Según datos de la Dirección General de Asociaciones Religiosas de la Secretaría de Gobernación, en el país hay 16 mil 650 sacerdotes católicos, los cuales están repartidos en las seis mil 744 parroquias en las que se divide la en el país.
En los últimos 40 años, el porcentaje de mexicanos que se declaraba católico pasó de 98% en 1970 a 83% en 2010, esto según la encuesta Panorama de las Religiones en México 2010, un estudio que realiza el INEGI cada 10 años.
Esto quiere decir que en México hay un sacerdote católico por cada cinco mil 975 fieles; mientras que en países como Chile por cada cura católico hay cinco mil 67 creyentes, o Colombia, que tiene por cada ministro a cuatro mil 849 católicos.
Una de las causas que ve el capellán para esta disminución de la vocación es por la reducción del número de hijos, pues ahora como muchas familias tienen un hijo es deseo de la familia que se case, por lo que desechan la idea de mandarlo al seminario.
Sánchez Ramírez admitió que es algo que debe de preocuparle a la iglesia, pero no por el número frío, sino porque es una llamada de atención al trabajo que están realizando desde la Iglesia Católica con los creyentes.
Y es este contexto el que va a encontrar el papa Francisco en su visita, que comienza el 12 de febrero, la cual tiene como objetivo incentivar a los mexicanos en su fe, a que encuentren en el Evangelio la respuesta a los problemas por los que pasa la sociedad.
“Es una fe que si bien no está siendo violentada, es una fe a la que viene a encontrarse el papa Francisco, de ver qué solución, de cómo el Evangelio ilumina estos problemas y que estamos dispuestos a hacer para solucionarlos”.