El estado de la estrella solitaria siempre tendrá un brillo propio, pero la baja en los precios del petróleo y el incremento del precio del dólar frente al peso ha dejado huella en la economía texana.
La frase que más identifica a este estado de Estados Unidos es Don´t mess with Texas y la verdad es que el derrumbe petrolero ya se metió y muy en serio con la fortaleza de esta entidad que claramente tiene un vínculo con la actividad de la industria energética.
La Reserva Federal de Dallas dio a conocer que en términos anuales el índice de actividad de los negocios tuvo una disminución en enero pasado de 34.6%, llevando este indicador a niveles no vistos desde 2009, en plena gran recesión.
Otro indicador que permite ver en qué momento económico se encuentra Texas es la tasa de desocupación que durante los años dorados de los precios del petróleo, a principios de esta década, se mantenía muy por debajo de la media nacional estadunidense.
Desde mediados del año pasado el desempleo ha subido a tal nivel en este el segundo estado más grande de ese país (el primero es Alaska), que claramente durante este trimestre la tasa de desocupación local habrá de superar a la tasa nacional.
De 2010 y hasta 2014 el promedio de creación de empleos reportado a través de las nóminas no agrícolas superaba en Texas la media nacional. Sin embargo, a partir de 2015 se mantiene por debajo de ese promedio general de Estados Unidos.
Pero a la par del derrumbe de esta que es la principal industria estatal, enfrentan otra calamidad económica: ya no tienen la visita de tantos mexicanos.
Son tan hospitalarios como siempre, pero la cotización del dólar ha alejado a los turistas y ha modificado los hábitos de los visitantes frecuentes e incluso de sus propios residentes.
De entrada los que viven en el valle, como le llaman a la zona texana fronteriza con Tamaulipas, cruzan a México (cuando la seguridad se los permite) para consultar al médico, comprar medicamentos e incluso comprar productos de limpieza 50% más baratos).
Los mexicanos que cruzan habitualmente por cuestiones de trabajo a lo largo de toda la frontera están ahora llevándose un itacate con su lunch para no tener que pagar los precios en dólares de la comida rápida que antes acostumbraban.
Y los mexicanos que disfrutaban del shopping texano ahora han moderado sus cruces o incluso han aprovechado que la inflación baja en México ha hecho muy competitivos los precios locales.
Hay negocios en la franja fronteriza texana que reportan una baja en sus ventas cercana a 35%.
Texas, al igual que el resto de los países productores de petróleo, extraña los barriles de crudo por arriba de 100 dólares.
Y también su sector comercial dedicado a atender a los turistas extranjeros extraña, al igual que todos los mexicanos, los dólares de a 13 pesos.
Es sin duda un estado de la unión americana con mucha fuerza y resistencia económicas que tiene margen para resistir estos tiempos. Pero eso no quita que extrañen a los mexicanos.