La decepción será mayúscula si José Mourinho no toma la dirección técnica del Mánchester United; quizá no para los aficionados del equipo (o no para todos), pero sí para el medio futbolístico en general.
Está la necesidad casi adictiva que el futbol se ha generado de un personaje como este portugués (disruptivo, controversial, polarizador, mesiánico, histriónico), aunque está, sobre todo, el morbo: verlo enfrentado en un derbi, como ya lo estuvo en el clásico español, a Josep Guardiola.
Su coqueteo con el United comenzó desde el momento en que Sir Alex Ferguson oficializó que estaba por retirarse. Se jugaba la temporada 2012-13 y, por mucho que hubiese renovado su contrato con Real Madrid, se sobreentendía que difícilmente se quedaría en esa trinchera en que había convertido al Bernabéu. El destino quiso que estos equipos se encontraran en la Champions League, y en su visita a Old Trafford Mourinho se comportó como si estuviera en una entrevista de trabajo: amable, mesurado, respetuoso, conciliador… justo como no suele ser.
Para ese momento, la primera opción de Ferguson para su relevo había sido el mismo hombre que cuatro años antes ganó a Mou el banquillo del Barcelona (justo cuando el Chelsea lo había despedido y todavía no daba el sí al Inter): Pep Guardiola, a cuyo encuentro viajó Fergie a Nueva York sólo para enterarse de que el Bayern lo había amarrado.
Antes crecieron juntos, se acercaron, se admiraron, siendo José traductor y asistente técnico del Barça en el que jugaba Pep (1996-2000), mas su genuino cruce de caminos comenzó cuando los blaugranas apostaron por el inexperto Guardiola y desdeñaron al que ya era visto como inmenso estratega.
De confirmarse, no sería solamente el duelo entre los dos mayores personajes de la dirección técnica en décadas, sino también de los dos planteles más caros. Las finanzas del United y el capital detrás del City, les permiten comprar lo que gusten y amortizar el volumen de salarios que sean necesarios. Si Real Madrid y Barcelona fueron los cuadros más costosos del planeta cuando tuvieron a Mourinho y Guardiola como guías, es factible que los dos mancunians entren al 2017 con los colectivos más reputados.
Bastaría con que los rumores fueran medianamente ciertos para que United y City vivan una revolución total en sus respectivos onces. ¿Cuánto dinero estaría a su disposición? Se habla de no menos de 400 millones de dólares para cada cual.
Polos que se atraen, estas vidas paralelas, al estilo de las relatadas por Plutarco, parecen tener imán. Quizá no gustará a Mourinho admitir que, otra vez, el United intentó contratar a Guardiola antes que a él. Como sea, tras tantos duelos que han sostenido, el derbi de Mánchester, en su versión más millonaria, parece predestinado para ser el capítulo final en esta rivalidad.
De momento, paz armada, con Manuel Pellegrini al frente de los Citizens (otro con el que Mou tiene frentes abiertos) y Louis van Gaal con los Red Devils (justo a cuyas órdenes trabajaron los dos en Barcelona).
Se sabe que en cuanto lo de Mourinho al United se oficialice, el presente pasará a segundo término y todo será expectativa por el reencuentro más morboso del futbol. Tan morboso, que quienes jueguen ahí, por caros que sean, tienden a sucumbir en notoriedad ante el terremoto que sus directores técnicos implican.
Las vidas paralelas del futbol, unidas por primera vez en ciudad, enlazadas por su eterna rivalidad.