Durante la misa que celebró en la Basílica de la virgen de Guadalupe, la primera de esta visita, el papa Francisco hizo referencia a la necesidad que tienen de esperanza los familiares de los desaparecidos por la delincuencia en México.

 

En su homilía -la cual tuvo un contenido casi enteramente religioso- el Papa mencionó la necesidad de esperanza del pueblo mexicano, especialmente para los padres y madres que han perdido a sus hijos.

 

“Dios despertó y despierta la esperanza de los pequeños, de los sufrientes, de los desplazados y descartados, de todos aquellos que sienten que no tienen un lugar digno en estas tierras. En ese amanecer, Dios se acercó y se acerca al corazón sufriente pero resistente de tantas madres, padres, abuelos que han visto partir, perder o incluso arrebatarles criminalmente a sus hijos”.

 

Durante su visita al templo guadalupano, y tras concluir la misa, el Papa pidió estar unos momentos a solas ante la imagen de la virgen de Guadalupe, plasmada en el ayate de San Juan Diego. Momentos antes bendijo una corona de oro que se le entregó a la virgen.

 

A las 18:40 horas se informó que no se abrirían las puertas ni se dejaría salir a nadie hasta que el Obispo de Roma terminara su oración, por lo que los asistentes a la Basílica debieron esperar hasta las 19:11 horas que esto ocurrió.

 

En su sermón, el líder de la Iglesia católica hizo referencia a la aparición de la virgen de Guadalupe ante Juan Diego, santo mexicano de origen indígena, a quien -de acuerdo con la tradición popular- encargó la construcción de un santuario en el Cerro del Tepeyac.

 

Tras referirse a la construcción del santuario guadalupano, Francisco señaló que “en la construcción de ese otro santuario, el de la vida, el de nuestras comunidades, sociedades y culturas, nadie puede quedar fuera. Todos somos necesarios, especialmente aquellos que normalmente no cuentan por ‘no estar a la altura de las circunstancias’ o no ‘aportar el capital necesario’ para la construcción de las mismas’”, señaló.

 

Vía la Virgen, Dios se acerca al corazón de los que sufren

 

El Papa destacó que la Virgen de Guadalupe, así como se hizo presente al pequeño Juancito -en referencia a San Juan Diego-, se sigue haciendo presente para todos nosotros; especialmente a aquellos que como él sienten “que no valían nada”, dijo durante su sermón.

 

“Esta elección particular, digamos preferencial no fue en contra de nadie sino a favor de todos”, señaló.

 

Dios despertó y despierta la esperanza de los pequeños, de los sufrientes, de los desplazados y descartados, de todos aquellos que sienten que no tienen un lugar digno en estas tierras, agregó el Pontífice ante miles de feligreses durante su homilía.

 

En su discurso ante el presidente Peña Nieto en Palacio Nacional, el Papa ya había mencionado su preocupación por los jóvenes al igual que lo expresó también ante los obispos, ante quienes se dijo consternado por la gran cantidad de jóvenes que se dejan seducir por el dinero y los placeres terrenales que les ofrece el crimen

 

“El santuario de Dios es la vida de sus hijos, de todos y en todas sus condiciones, especialmente de los jóvenes sin futuro expuestos a un sinfín de situaciones dolorosas, riesgosas, y la de los ancianos sin reconocimiento, olvidados en todos los rincones (…) Hoy nuevamente nos vuelve a enviar, hoy nuevamente nos vuelve a decir, sé mi embajador, sé mi enviado a construir tantos y nuevos santuarios, acompañar tantas vidas, consolar tantas lágrimas”.

 

En la ceremonia eucarística estuvo presente el presidente Enrique Peña Nieto, su esposa Angélica Rivera y los hijos de ambos; así como funcionarios públicos entre ellos el secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong y el presidente del Senado, Miguel Barbosa.

 

Tanto el Presidente como el embajador ante el Vaticano, Mariano Palacios Alcocer, comulgaron durante la misa.

 

MISA PAPA FRANCISCO 1

En su mensaje durante la misa, el Papa señaló que todos somos necesarios, especialmente aquellos que normalmente no cuentan por “no estar a la altura de las circunstancias” o no “aportar el capital necesario” para la construcción de las misma.

 

Recordó que desde aquel amanecer de diciembre de 1531, -en referencia a la primera aparición de la Virgen del Tepeyac-, Dios despertó la esperanza de un pueblo.

 

Acompañado a obispos, sacerdotes y católicos de México, el papa Francisco celebró la eucaristía en donde le fue entregada una antorcha con la que encendió un pequeño pebetero, cómo símbolo del fuego de la misericordia.

 

Foto: Reuters

Superan asistencia prevista

 

Mientras que la nunciatura adelantó que se esperaba la asistencia de 37 mil personas en el atrio de la Basílica; datos de la secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF) señalan que el número de fieles en la misa sobrepasó los 40 mil.

 

Antes de que empezara la misa, el Papa recorrió el atrio a bordo del papamóvil el atrio y visitó la antigua Basílica, que utilizó como sacristía para vestirse con los ornamentos propios para la celebración eucarística como la casulla con la imagen bordada de la Virgen.

 

Al descender del vehículo que lo transportó a la Villa, el Pontífice fue recibido por el rector del santuario, Enrique Glennie Graue.

 

 

 

Las campanas del Carrillón de la Basílica de Guadalupe repicaron durante el recorrido del papa Francisco en La Villa.

 

 

 

 

Cantos y porras

 

Con una gran ovación y porras, los asistentes a la homilía despidieron al Papa de la Basílica de Guadalupe, quien abandonó el lugar en un vehículo cerrado.

 

A las 19:24 horas Francisco abordó el automóvil rumbo a la Nunciatura.

 

Al llegar a la Nunciatura, el Papa se bajó se su vehículo para saludar y bendecir a los fieles que lo esperaban.

 

En su recorrido hacia La Villa, Francisco permaneció de pie y saludando a los fieles, mientras que el nuncio apostólico Cristophe Pierre y el cardenal Norberto Rivera Carrera iban sentados.

 

En su paso por avenida Insurgentes Sur, fieles expreron su júbilo con cantos y porras hacia el pontífice.

 

Adultos, niños y personas de la tercera edad esperaron pacientes el recorrido de Francisco quien se dirigía al templo mariano para oficiar una misa.

 

Foto: Leslie Pérez

 

 

En el trayecto sobre esa avenida saludó a los fieles, quienes con porras y cantos observan con alegría su paso.

 

Hasta con escalera

 

Ya en Calzada de Guadalupe, distintas escaleras adornaban la vía en espera del paso del papa Francisco.

 

 

Papa saluda a fieles afuera de la Nunciatura

 

En su salida de las instalaciones de la Nunciatura Apostólica hacia la Basílica de Guadalupe, el papa Francisco saludó a niños con discapacidad y Síndrome de Down.

 

Las madres de familia que lo esperaban fuera del edificio le acercaban a los niños y le pedían bendiciones.

 

“Mi niño ya casi no ve”, le decía una y el Papa besó a su hijo; a los demás les tocaba la cabeza, les repartía bendiciones, rezaba por ellos.

 

Un adolescente con retraso se acercó a él -cuando todavía no subía al “Papamóvil” y lo abrazó durante unos segundos. “¡Bienvenido, bienvenido a México”, le gritaban. emocionadas.

 

Basilica lista desde primera hora

 

Desde las primeras horas del sábado, los fieles arribaron a La Villa, e hicieron filas para poder entrar. El canónigo de la Basílica, Juan Castillo Hernández, explicó que dispusieron gradas especiales en el atrio, sanitarios móviles y pantallas con audio para que nadie se quede sin ver ni escuchar el mensaje del pontífice.

 

Dos horas antes de la misa ya no podía ingresar al templo. Sin embargo, quienes tenían boletos, tuvieron tiempo suficiente para ubicar su sitio.