NACIONES UNIDAS. El 2015, uno de los años “más turbulentos y accidentados de la historia reciente”, puso de manifiesto que para millones en el mundo los objetivos de la ONU son una aspiración incumplida, consideró el secretario general de este organismo, Ban Ki-moon.
En un debate en el Consejo de Seguridad sobre los principios de la Carta de la ONU, Ban explicó que las guerras civiles en Siria y Yemen, así como el extremismo violento, se sumaron a las “descaradas violaciones a los principios fundamentales” del derecho humanitario y los derechos humanos en 2015.
“Para los millones que viven entre la guerra y la pobreza extrema, y para las incontables personas cuyos derechos son violados o negados de otras maneras, los ideales y aspiraciones de la ONU son elusivas”, reconoció Ban.
Sostuvo que tales rezagos, así como las violaciones notorias de los principios fundamentales de derechos humanos y la ley humanitaria, representan un desafío para toda la humanidad y un reto para el cumplimiento de la Carta de la ONU.
Recordó que la responsabilidad principal de prevenir conflictos y proteger derechos humanos reside en Estados miembros, tal como lo establece la Carta de la ONU, pero que en algunas situaciones éstos pueden estar imposibilitados de llevar a cabo sus obligaciones.
En otros casos, puntualizó Ban, “los mismos Estados miembros pueden ser los principales violadores de derechos humanos”, por lo que la ONU puede contribuir a abordar estos retos y a proteger a la población civil.
“Sabemos que los abusos de los derechos humanos son nuestros más efectivos signos de alerta temprana sobre la inestabilidad que a menudo escala a crímenes atroces”, declaró el titular de la ONU.
Añadió que la ONU trabaja en la prevención de conflictos y en la asistencia a los Estados para que cumplan con sus responsabilidades de proteger.
Dijo que décadas de experiencias han demostrado que la paz, el desarrollo y los derechos humanos están intrínsecamente conectados, y que los países afectados por conflictos son los que generalmente sufren las tasas más altas de pobreza y las menores probabilidades de alcanzar metas de desarrollo.
“Sé que a veces algunos Estados miembros piensan que esos esfuerzos son una forma de injerencia que socava la soberanía nacional. Pero son la violencia y los conflictos, y no nuestra tentativa de ayudar a los Estados a prevenirlos, lo que amenaza la soberanía de los Estados”, puntualizó Ban.