A la economía global no parece sentarle tan bien como se podía pensar este mundo de crudo barato. El desplome de los precios del crudo –de 70% en el caso del Brent, desde mediados de 2014- ha movido los cimientos del mercado mundial y los cada vez más delicados equilibrios entre países productores y consumidores.

 

En las razones de por qué se ha prologado tanto esta situación entran factores como el frenazo de China y los países emergentes, y el retorno de Irán a la exportación. También están los inventarios en cifras récord o las pugnas internas entre productores del Golfo por su cuota o los objetivos de París para reducir emisiones, señalan los expertos.

 

Como recientemente señaló el profesor de la Universidad de Harvard Kenneth Rogoff, el abaratamiento del crudo suele resultar en que los productores pierden y los consumidores ganan. Sin embargo, empresas del sector registran fuertes pérdidas y comienzan a recortar empleos y a reducir inversiones: las grandes petroleras cotizadas redujeron 78 % sus beneficios en 2015, lo que acompañaron de duras medidas de ajuste.

 

Los países del Golfo Pérsico, con 80% de sus reservas viables con el barril por debajo de los 40 dólares, serían los más preparados para resistir ante este panorama de precios bajos pero la situación es ya complicada en Irak, Kurdistán, Libia o Nigeria, asfixiados con fuertes conflictos, seguidos de otros como Venezuela, Ecuador, Rusia o Irán, cuyo regreso al mercado genera mayor tensión.

 

Pero, en mayor o menor medida, todos los productores tienen que meter la tijera a sus presupuestos e inversiones y la foto de la economía global no sale demasiado bien parada de esta coyuntura, coinciden los expertos: los precios actuales no permiten a estos países equilibrar presupuestos, lo que se puede traducir en conflictos sociales, mayores tensiones geopolíticas y reducción de inversiones por todo el mundo.

 

“Se está creando un grave estrés económico, social y político que tiene serias repercusiones a escala global”, añade el catedrático de la Universidad de Barcelona Mariano Marzo.

 

Dos ideas claves se cruzan a la hora de mirar al futuro: los precios actuales parecen insostenibles pero casi nadie ve una clara y rápida recuperación, con los productores manteniendo su pulso para conservar su cuota de mercado y una economía con muchos interrogantes.

 

“Por debajo de 30 dólares solo podrá cubrirse el 12 % de la nueva producción prevista hasta 2020; las inversiones necesarias requieren de un precio de barril de entre 60 y 70 dólares”, señala.

 

Cifras

 

  • 40 dólares por barril es el precio estimado por el departamento de Energía de Estados Unidos para este año, para 2017 sería de 50 dólares

 

  • 60 dólares es el precio estimado por la Agencia Internacional de la Energía hasta la próxima década