Los integrantes de la tripulación del vuelo que llevó hoy al Papa desde la Ciudad de México hasta Tuxtla Gutiérrez, en Chiapas, expresaron su emoción por tener la oportunidad de servirle al obispo de Roma.
Una de ellas, María Dolores Reyes Aguilar, lleva 42 años volando y hoy es la jefa ejecutiva de servicios de abordo. A dos años de jubilarse, fue seleccionada para atender a la comitiva papal.
“Lo mejor que me ha pasado en la vida, un privilegio, una bendición, no tengo palabras. El encuentro con el Papa fue indescriptible, me largué a llorar, no pude decirle nada pero para mí es una bendición”, confesó a Notimex.
Vestida con su impecable delantal rojo y sus gafas haciendo juego con ese color, Lola ilustró el menú servido a Bergoglio durante el vuelo, de poco más de una hora de duración: fruta sin semilla, yogurt, té de mate y agua especial sin sodio.
Lo mismo se sirvió a los integrantes del séquito pontificio y a los periodistas que lo acompañan. Todo fue colocado en platos estampados con el escudo papal y el logo de la compañía aérea.
De hecho, el escudo fue colocado también en los mantelillos, en las pantallas de cada asiento, en los apoyacabezas. Como es tradición, en la nariz del avión fueron colocadas banderitas de México y del Vaticano.
En la parte delantera de la cabina fue colocado un retablo con la imagen de la Virgen de Guadalupe, que se mandó a realizar especialmente para Francisco.
La tripulación de este vuelo no se repetirá en los otros que movilizarán al Papa en estos días. Cambiarán los sobrecargos en los desplazamientos a Morelia, Michoacán; a Ciudad Juárez, Chihuahua, y a Roma, Italia.