En su último día en México, el papa Francisco optó por centrar su mensaje en las víctimas de violencia debido a la migración, decisión que dejó de lado menciones específicas a casos de desaparición forzada, víctimas de abuso sexual de sacerdotes o violencia intrafamiliar; aunque sí dedicó una frase a las mujeres asesinadas, uno de los estigmas de Ciudad Juárez, última escala de su visita.
“Esta tragedia humana que representa la migración forzada hoy es día es un fenómeno global. Esta crisis, que se puede medir en cifras, nosotros queremos medirla por nombres, por historias, por familias”, dijo Francisco en su homilía durante la misa binacional celebrada en Ciudad Juárez, que también escucharon fieles en El Paso, Texas.
Aprovechando que uno de los temas a tocar por el Papa en Ciudad Juárez era la violencia, diferentes organizaciones solicitaron reunirse con él, peticiones que fueron negadas. Así, los padres de los 43 normalistas desaparecidos, las madres de las víctimas de feminicidios y víctimas de sacerdotes pederastas se quedaron sin audiencia con el Sumo Pontífice de los católicos.
En el caso de los padres de los 43, desde que se anunció la visita del Papa buscaron una reunión con él, la cual nunca se concretó. Cabe destacar que el Comité Organizador de la visita les ofreció tres lugares en primera fila en la misa de Ciudad Juárez, pero tampoco se concretó, pues los familiares de los normalistas consideraron que el viaje estaba fuera de sus posibilidades.
Olvidan a las madres
Pero a quienes ni siquiera les ofrecieron un lugar fue a las madres de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez. Imelda Marrufo, integrante de la Red Mesa de Ciudad Juárez, dijo en entrevista radiofónica que pese a que solicitaron estar cerca del obispo de Roma, no les dieron boletos.
“No nos dejarán abrazarlo y ni nos dejarán tener un momento de alegría y de esperanza que él pudiera darnos a las familias que hemos sufrido día tras día”, comentó Marrufo.
La única mención pública que hizo Francisco sobre los feminicidios fue al hablar de la violencia que sufren los jóvenes.
“Injusticia que se radicaliza en los jóvenes, ellos ‘carne de cañón’, son perseguidos y amenazados cuando tratan de salir de la espiral de la violencia y del infierno de las drogas ¡Y qué decir de tantas mujeres a quienes se les ha arrebatado injustamente la vida¡”.
A quienes también dedico unas palabras fue a los reclusos y a los trabajadores. A los primeros, desde el interior del Cereso de Ciudad Juárez, los motivó para que superen los errores del pasado, que vean en el futuro la oportunidad de rehacer sus vidas, pues el encierro no es la solución a la inseguridad.
“Ustedes sufren el dolor de la caída, sienten el arrepentimiento de sus actos y sé que, en tantos casos, entre grandes limitaciones, buscan rehacer su vida desde la soledad”, comentó el líder de la iglesia católica.
Mientras que en el encuentro con el mundo del trabajo, llamó a empresarios, líderes sindicales y trabajadores a dialogar para que llegar a acuerdos donde se respeta la dignidad del trabajo, cese la explotación de las personas y los jóvenes tengan alternativas frente a la tentación del narco.