Aunque uno de los objetivos de la reforma política de la Ciudad de México fue tener más autonomía a partir de la conformación de alcaldías, una vez puesto en práctica este modelo no igualará la autonomía de los municipios en otros estados, explicó Jaime Cárdenas, profesor de Ciencias Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

 

Con la reforma política, las 16 delegaciones de la capital mexicana serán transformadas en alcaldías, pero será un híbrido entre delegación y municipio, el primero en su tipo en la República.

 

El académico explicó que mientras el municipio tiene cierto control en finanzas públicas y servicios, las alcaldías aún dependerán del gobierno centralizado, la razón principal por la que se optó por dicho modelo.

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“Fue una cuestión de voluntad política y, hasta donde yo sé, argumentaron que se trataba de la capital de la República y que por ese motivo no podía ser municipio, porque si lo fuera el mando de la policía, por ejemplo, residiría en cada uno de los alcaldes y de los ayuntamientos, y no en el jefe de Gobierno y en el secretario de Seguridad Pública local como sucede actualmente”, explicó Cárdenas.

 

De acuerdo con el artículo 115 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, los municipios tienen a su cargo los servicios públicos de agua potable, alumbrado público, limpia, mercados, centrales de abasto, panteones, rastros, calles, parques y jardines, entre otros.

 

En la Ciudad de México, dichas actividades son reguladas y solventadas por dependencias del gobierno central; y esa fue otra de las razones por las que no se quiso adoptar el modelo de municipio.

 

“Creo que se debieron haber constituido como municipios, pero seguramente argumentaron ‘no, es que esas funciones las tiene el Gobierno del DF, no hay que dárselas a las nuevas alcaldías’. La alcaldía es una figura intermedia entre las delegaciones y los municipios”, precisó.

 

Cárdenas detalló que no hay cambios dramáticos con el cambio de delegaciones a alcaldías; sin embargo, sí permitirá vigilar el trabajo del alcalde mediante la existencia de un concejo, que servirá de contrapeso al no ser integrado por su mismo equipo.

 

La abogada Rosalinda de León Zamora, académica de la Universidad Nacional Autónoma de México, explicó en una entrevista con 24 HORAS que las delegaciones no tienen facultades expresas, sino que todo se deriva de lo que diga el jefe de Gobierno. En cambio, las alcaldías sí tendrán más facultades que serán definidas en la nueva Constitución.

 

Sin embargo, detalló que la Ciudad de México no deja de ser la sede de los poderes federales y, por lo tanto, no hay soberanía, pues hay decisiones que deben tomar en cuenta al gobierno federal, como en cuestiones de aeronáutica y los espacios donde se encuentran los Poderes de la Unión.

 

Otro ejemplo es la deuda pública, cuya determinación le corresponde al Congreso de la Unión, cuando en los municipios de los estados el endeudamiento es determinado por el Congreso local.

 

La especialista opinó que si bien las alcaldías no tienen el nivel ideal de autonomía, sí representan un paso para tener mayores vías de comunicación con los gobernantes, además de que habrá mayor representatividad a través del voto ciudadano para elegir al alcalde y a los concejales.

 

Destacado

 

¿Qué somos? De acuerdo con Rosalinda de León Zamora, académica de la UNAM, “pasamos de ser Distrito Federal a una entidad, que no es lo mismo que un estado. Nos van a hacer reconocer que efectivamente somos sede capital, que hay sedes federales en la Ciudad de México, por lo tanto no tenemos soberanía; tenemos que respetar ese pacto federal”

 

¿Qué ha cambiado a la fecha?

 

Hasta el momento la aprobación de la reforma política de la Ciudad de México sólo  representa un cambio en la nomenclatura, toda vez que será hasta el 2018 cuando el otrora Distrito Federal goce de las disposiciones jurídicas que contenga la nueva Constitución.

 

Ante ello, seguirá siendo el Estatuto de Gobierno del Distrito Federal, que aprobó el Congreso de la Unión desde 1997, el instrumento aplicable para decidir sobre ciertos aspectos de la vida interna de la capital. Con ello, el Senado de la República, la Cámara de Diputados y el Ejecutivo Federal seguirán teniendo injerencia en los asuntos de la Ciudad de México.

 

Por ejemplo, de acuerdo con la fracción II del artículo 24 del Estatuto de Gobierno, el Congreso de la Unión aprobará los montos de endeudamiento del DF, y las entidades de su sector público, hasta por lo menos el ejercicio fiscal de 2019.

 

Al respecto, el senador Mario Delgado, presidente de la Comisión del Distrito Federal, ha sostenido que no puede haber una autonomía completa de la Ciudad de México, si no cuenta con autonomía financiera.

 

El cambio fundamental que se da en términos jurídicos, es que ahora en la Ciudad de México, tendrá poderes locales y no órganos de gobierno.