“A lo largo de 90 años he tenido el privilegio de conocer a tanta gente, mi vida ha sido muy feliz, estoy en paz con la vida, ella ha sido generosa conmigo y al pensar en la vida, pienso en Dios”, aseguró hoy aquí el connotado historiador y filósofo mexicano Miguel León-Portilla (1926).
Durante un homenaje por sus nueve décadas de vida, celebrado en el Centro Cultural Universitario (CCU), en el sur de esta capital, el también investigador emérito de la Máxima casa de estudios habló sobre su vida, sus maestros y lo importante que fue su alma mater en su formación intelectual.
En la ceremonia encabezada por el Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Enrique Graue Wiechers, León-Portilla expresó que: “en la Universidad he tenido parte sustancial de la formación intelectual, en ella tuve a maestros excepcionales como Ángel María Garibay, gracias a quien pude hacer muchas cosas”.
“También tuve a Agustino Fernández, Juan Hernández Luna, Manuel Gamio, este último, iniciador de la antropología en México, Eduardo Noguera, arqueólogo y ceramista”, rememoró el académico siempre alegre y ya recuperado de un cuadro de pulmonía que lo tuvo tres semanas hospitalizado.
Arropado por los aplausos y los “¡Goya!”, el experto en pensamiento y la literatura náhuatl se dejó consentir por los directores de las academias: Mexicana de la Lengua, Mexicana de Historia, por las autoridades de los Institutos de Investigaciones Históricas y de Antropología e Historia y otros expertos que abordaron sus variados perfiles.
El Rector de la UNAM expresó su beneplácito no por los 90 años del autor de La visión de los vencidos, sino porque haya existido y su existencia haya estado íntimamente ligada a la Universidad Nacional Autónoma de México.
Durante su intervención, Graue Wiechers contó la anécdota de una catarata que tenía León-Portilla y que él mismo operaría.
“Había que operarla, pasó a la sala de cirugías como todos en una camilla, lo saludé e inicié los clásicos preparativos que hace un cirujano de lavado previo. Mientras esto sucedía, se suponía que el anestesiólogo debía proceder a la sedación e instalación de cardiogramas, oxígeno y demás conexiones”.
“Al regresar a la sala, en lugar de encontrar a un paciente para ser intervenido, me encontré a Miguel sentado en la cama, conversando animosamente y autografiando una de las múltiples ediciones de La visión de los vencidos“, relató.
Para la institución que encabeza, añadió, “todo universitario, desde el más sencillo y hasta el más reconocido, tiene igual importancia, pero hay quienes representan lo mejor de los valores universitarios, tal es caso de León-Portilla”.
“Don Miguel es un ser ejemplar, un humanista multifacético, escritor prolijo, redentor de nuestros orígenes, apasionado de nuestra cultura y lenguas autóctonas, un maestro de generaciones, un historiador de historiadores y un ciudadano y hombre ejemplar”, expresó el Rector.
Dejó en claro también que para la UNAM, León-Portilla es y ha sido uno de los iconos universitarios más conocidos y reconocidos.
“Usted le ha dado lustre y vida a nuestro lema universitario y a la universidad el reconocimiento universal, gracias, le agradecemos quien es y le apreciamos su sencillez y genuina alegría, su generosidad con el saber y en mi caso, su sincera amistad”, expresó.
En el Teatro Juan Ruiz de Alarcón, Ana Carolina Ibarra, directora del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, celebró los 90 años de León-Portilla y comentó que, desde este Instituto, el homenajeado ha escrito y publicado la mayor parte de su obra.
“Ahí, fue pionero de la creación de un área dedicada al estudio de la historia de los pueblos indígenas y sembró entre nosotros, el interés y amor por los pueblos originarios”.
“Él es para nosotros un sabio, tal y como lo entendían los antiguos nahuas; una luz, un espejo agujerado por ambos lados; suya es la tinta negra y roja, de él son los códices”, indicó.
En su oportunidad, Jaime Labastida Ochoa, director de la Academia Mexicana de la Lengua (AML), precisó que León-Portilla es el decano de la institución que encabeza y refirió que ha ocupado de manera interrumpida la Cátedra desde hace 55 años.
“Por esa causa, posiblemente no sea el académico con mayor antigüedad en la academia mexicana, sino en todas las academias del planeta, sin que importe la disciplina a la que se dedique”, indicó.
Labastida Ochoa destacó además que Don Miguel ha realizado aportaciones en el ramo de la historia que le es propio y detalló que hoy por hoy, “es el intelectual más reconocido en el mundo entero”.
En su oportunidad, Andrés Lira, director de la Academia Mexicana de la Historia, recordó que la obra de León-Portilla continúa fructificando y dan cuenta de ello quienes cultivan los campos labrados por el homenajeado.
“Quienes tenemos la suerte de coincidir con León-Portilla a la academia, nos beneficiamos de su entrega como expositor, investigador, impulsor y guía del cuerpo académico del que fue director en 1996 a 2003”, señaló.
Al homenaje se dieron cita también historiadores, lingüistas, arqueólogos, filósofos, cronistas, escritores, libreros y bibliófilos, quienes hablaron de las diferentes facetas que ha cultivado a lo largo de vida académica y profesional.