En un ejercicio sin precedentes, el niño Carlos Santamaría Díaz, de nueve años de edad, considerado con alta capacidad cognitiva e inquietudes científicas, concluyó el Diplomado en Bioquímica y Biología Molecular para la Industria Farmacéutica y Biotecnológica, con altas calificaciones.

 

Con el apoyo por sus padres, Arcelia y Fabián, así como por académicos, alumnos e integrantes de la comunidad universitaria, el pequeño cumplió con el curso de 140 horas reglamentarias, que inició en agosto pasado y terminó en octubre de 2015.

 

Santamaría Díaz cursó junto con estudiantes de licenciatura y posgrado los tres módulos del Diplomado en Bioquímica y Biología Molecular para la Industria Farmacéutica y Biotecnológica, tutelado por la Secretaría de Extensión Académica de la Facultad de Química (FQ).

 

Durante la ceremonia de entrega de constancias en el auditorio del Edificio Mario Molina, de ese plantel, Carlos se incorporó al calce de la silla, caminó ruborizado y recibió un folder con tres constancias, que manipulaba con dificultad; su estatura física contrastó con la de sus pares, a quienes aún delata un escepticismo natural.

 

Sin embargo, en los documentos constaba: Módulo 1. Estructura de Proteínas, calificación 10; Módulo 2. Métodos de purificación y análisis de proteínas, calificación 8; Módulo 3. Principios de Biología Molecular y expresión de proteínas, calificación 9.

 

“Carlos aplaudió hasta con los pies, su inocencia lo evidencia, es cándido y no adopta ni pretende parecer un joven. Ahora se desenvuelve con mayor prontitud y seguridad, el diplomado fue también un ejercicio de vida cotidiana”, destacó la máxima casa de estudios en un comunicado.

 

Susurraba en voz baja con su compañera a la diestra y a la izquierda, jugueteaba con quien dijo es su mejor amigo de clase: Rafael Fernández Torres, de 24 años de edad.

 

“Nos llevamos muy bien pero es curioso en el sentido de que al principio uno piensa que está hablando con un niño pequeño, pero ya conversando más uno se percata que es brillante y que sabe muchas cosas; eso facilita los temas de charla, platicamos del diplomado o situaciones que le interesan”, relató Fernández, ingeniero en biotecnología.

 

Mientras Carlos relaja su destreza con un juguete, su padre compartió que el Departamento de Matemáticas de la FQ le hizo una invitación para que se incorpore en calidad de concurrente en la materia de Álgebra Superior, tres veces a la semana.

 

“No sólo con fines académicos, sino para ver cómo se adapta a un grupo de licenciatura para sondear cómo lo perciben los maestros, y nosotros, como padres, también evaluar su desempeño”, apuntó Fabián.

 

En tanto, su madre, comentó que aún con los cambios constantes que experimenta su hijo, se siente tranquila porque ha tomado con regularidad sus clases en línea de cuarto año de primaria en un programa avalado por la Comunidad Económica Europea.

 

“Lo veo completo y estamos muy contentos, lo llevamos por el camino correcto. Practica atletismo y se siente bien porque lo hace con niños de su edad. En la primaria a distancia estudia a su ritmo y ya adelantó el estudio de tres materias para todo el ciclo escolar”.

 

Carlos por su parte, hizo una autoevaluación: “Tengo tres diplomas, uno por cada módulo. Estaba un poquito nervioso cuando empecé, pero ya después en la segunda semana me sentía tranquilo. Es que estos tres módulos me han, bueno, no sé qué decir, pero he estado muy bien”.